Le pusieron la cara al descontento

Con más reproches que tractores, un grupo de chacareros se movilizó, en Neuquén, en respaldo al tractorazo nacional que repudió al gobierno de Alberto Fernández, muy especialmente a sus políticas impositivas y de retenciones. 

Allá, en Buenos Aires, estuvo el diputado y empresario de la Fruta, Pablo Cervi. Y aquí la protesta fue acompañada por un grupo de dirigentes de Juntos por el Cambio que le pusieron la cara al descontento, tal como lo habían hecho en los banderazos precedentes. Lo hicieron con convicción, es cierto; pero también con probabilidades de capitalización. 

La consabida grieta ofrece a diario esa posibilidad, matizada a veces con cuestiones como la autoconvocatoria. No obstante, el descontento del campo y de muchos otros sectores con Alberto y compañía es bien real -también tangible- y los motivos fueron prolijamente expuestos.  

La protesta bajó desde la Plaza de las Banderas hasta el monumento al General San Martín, donde estuvieron el concejal Marcelo Bermúdez; su compañera en el bloque del PRO, Denisse Stillger; y el ex concejal y ex diputado David Schlereth. Mientras que en las redes se vieron adhesiones del concejal Guillermo Monzani (Juntos por Neuquén) y de su colega Nadia Márquez (Democracia Cristiana).

“Debemos promover la libertad económica, con un Estado limitado, que baje el gasto público y político. Necesitamos abrir la economía, y apoyar con fuerza al sector privado generador de empleo, y en particular al sector del agro”, dijo Márquez y agregó: “El Estado no genera; sólo consume, y consume sobre lo que justamente los privados generan y aportan al Estado”.

Cervi fue en el mismo sentido: “La presión fiscal ahoga la producción y nos empobrece a todos; ningún proyecto de país podrá fundarse con tal carga tributaria; bajar impuestos, ser previsibles y respetuosos de la seguridad jurídica son los pilares del desarrollo”. La línea discursiva del arco opositor es nítida y encuentra sustento en los desaciertos de quien conduce, allá en Balcarce 50.