Para el dueño de una casa, que le construyan un edificio justo al lado es una pesadilla. Pero para una vecina de Bariloche fue directamente un infierno, ya que no sólo le arruinaron literalmente la vivienda, sino que además sufrió otros perjuicios, que le hicieron perder dinero (y también la calma).
La excavación para la construcción del edificio (que se financió con un fideicomiso) generó grietas en la vivienda a la que, además, se le vino literalmente abajo sector de acceso. Indignada, la mujer presentó una demanda por daños y perjuicios, en un juzgado Civil de aquella ciudad.
Expuso que además de los daños materiales, los constructores no respetaron las normas municipales lo que provocó ruidos insoportables que generaron las quejas de aquellos a los que les alquilaba la casa. Primero les tuvo que bajar el precio del alquiler y después se vio obligada a rescindir el contrato. Claro está que tampoco pudo venderla.
Con todos estos elementos, el juez Mariano Castro consideró acreditado el daño y condenó tanto a la dueña del edificio en construcción, como al director de la obra y al ejecutor, quienes deberán abonarle a la vecina una indemnización que contemple la pérdida de chance, el daño moral y el perjuicio económico.
“El solo hecho de la ocurrencia de un desmoronamiento de un inmueble ajeno durante la ejecución de una obra hace presumir que no se han tomado los recaudos arquitectónicos adecuados a los fines de evitar cualquier daño en la propiedad de los vecinos”, consideró el juez.
Del mismo modo, valoró el “tiempo en que la vivienda se vio imposibilitada de ser alquilada”, producto del desmoronamiento y la situación de incertidumbre respecto de su estabilidad y seguridad de los locatarios.