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Miércoles 18 de Junio, Neuquén, Argentina
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Los postes tapan el semáforo y el riesgo crece en una esquina clave de Neuquén

Entre semáforos intermitentes, una obra inconclusa y un bosque de postes que bloquea la visual, vecinos denuncian embotellamientos, bocinazos y peligro constante.

Por Redacción

Miércoles, 18 de junio de 2025 a las 08:09

A las siete de la mañana, cuando el termómetro pelea con el hielo y las calles empiezan a llenarse de autos, hay un punto en la ciudad de Neuquén donde la rutina se vuelve un riesgo. En la intersección de las calles Necochea y Dr. Ramón, los semáforos no marcan el ritmo: titilan en amarillo, intermitentes, y dejan a los conductores librados al instinto y a la suerte.

“Todo el tiempo es latente la posibilidad de un choque”, explica Denis Godoy, a cargo del móvil de AM550. El problema no es nuevo, pero se agrava con cada semana que pasa sin soluciones. La obra vial iniciada en la zona —que aún no fue finalizada— dejó al tránsito sin orden y con una infraestructura que entorpece más de lo que ayuda.

Lo que debía ser un sistema para mejorar la circulación terminó convertido en una trampa visual. Hay momentos del día, especialmente durante el ingreso escolar y laboral, donde el tránsito colapsa. “Se arma un embotellamiento tremendo, la gente se pasa muy finito, hay bocinazos constantes. Es un caos”, resume Denis.

Pero el semáforo que no funciona es apenas una parte del problema. Justo en una de las esquinas, donde los conductores deberían poder ver con claridad la luz que les indica si pueden avanzar o no, aparece otro obstáculo: un conjunto de postes colocados casi como un enjambre urbano.

“Hay al menos cinco postes pegados uno al lado del otro. Uno es de hormigón, otro de fibra óptica o telefonía, otro de iluminación pública, uno más del cartel de ‘ceda el paso’... están a no más de cincuenta centímetros entre sí. Eso bloquea directamente la visual del semáforo”, detalla Denis Godoy.

El resultado es una postal urbana de desorganización: semáforos que titilan sin definir nada, una obra detenida que dejó la zona a medio hacer, y una “selva de postes” que impide ver lo poco que queda funcionando. Un cóctel que transforma la esquina en un cruce tenso, donde cada conductor tiene que adivinar los movimientos del otro.

La escena se repite día tras día, mientras cientos de neuquinos pasan por allí camino al trabajo, al colegio o al hospital. Con frío, con apuro y con el deseo mínimo de que el tránsito al menos esté señalizado.

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