CREADORAS DE IMÁGENES

Denise Carner Lorenzo: una obsesión por reconstruir lo invisible 

La gran maga del mundo de las imágenes que hace aparecer lo que, a simple vista, no se ve.
martes, 15 de junio de 2021 · 14:21

Denise Carner Lorenzo es artista, fotógrafa y, a mi parecer, una gran maga en el mundo de las imágenes. Un ser con la sensibilidad necesaria para hacer aparecer lo que no se ve. Su obsesión por reconstruir lo invisible, dar cuerpo a la memoria y explorar la vulnerabilidad de la fotografía la lleva a construir aquellas imágenes que se revelan así mismas.

Para Denise las cámaras fotográficas funcionan como un intermediario entre nuestra mirada y la realidad que habitamos, nos imponen “una forma de ver” que viene configurada de fábrica. Al eliminar este dispositivo, aparece la posibilidad de pensar una fotografía que retorna al contacto directo con “lo otro”, que se hace presente en lugar de aparecer representado. Por ejemplo, en su proyecto Efímera, la artista experimenta y revela sobre materialidades fotosensibles, precarias u orgánicas mediante la técnica de revelado con clorofila, una técnica alternativa, donde la imagen se imprime en la pigmentación misma de la hoja, por acción de la luz UV y sin agregados. A partir de retratos fotográficos encontrados en la basura de la ciudad, Denise procede a copiarlos sobre hojas de plantas o árboles de gran tamaño (por ejemplo: oreja de elefante, costilla de Adán, etc.). Este proyecto busca indagar en la relación entre este soporte efímero y la memoria fotográfica anónima que se descarta.

 

 

¿Quién estás siendo? Sobre todo, como ser humana en vínculo a la expresión artística.

Estoy siendo un ser curioso, en una etapa de experimentación técnica y observación, atenta a cómo se está modificando la práctica artística en este contexto. La pandemia influyó muchísimo en las condiciones materiales y me llevó a hacer mucha introspección para repensar qué hacer, con qué y para qué.

En relación a lo vincular, me acerqué mucho a mis colegas, viendo en qué andaban otras y otros artistas y cómo sobrellevan este momento.

Ahora comencé un proyecto donde estoy fotografiando talleres de artistas, registrando las huellas que deja su hacer en el espacio de trabajo. En este contexto el taller se volvió un espacio clave de producción y de encuentro. Sin embargo hay algo del lazo social que se cortó, pero de todas maneras seguimos haciendo obra, aunque no sepamos si podremos mostrarla de nuevo algún día.  Creo que decanta lo más puro de esta necesidad de hacer arte.

¿Por qué elegís los procesos no convencionales dentro de la fotografía?

Porque me interesa lo que subyace a la fotografía como proceso básico: la relación de la luz y el soporte. En los procesos alternativos ese vínculo se vuelve más táctil, hay un contacto más directo con la materialidad. Al prescindir de la cámara, la fotografía se vuelve más vulnerable. Te encontrás frente a frente con la imagen cruda y eso hace que me vincule de una forma más profunda con lo que quiero hacer. Yo vengo de una formación muy de taller, de trabajo manual.

A los 16 años comencé a trabajar en una fábrica, porque iba a un colegio industrial. Luego estudié en Bellas Artes, de la Plata, y nunca paré de hacer. Pasé por todas las disciplinas tradicionales, más cercanas a lo que antes llamábamos Artes Plásticas. La materialidad siempre fue clave en todos los años que llevo dedicándome a esto.  Ahora trabajo con fotografía digital porque mi propio laburo me lo pide, pero siempre busco un vínculo entre el soporte y el sentido, del cual disparan un montón de  posibilidades. Allí es donde debo saber utilizar con mucha conciencia esa relación, para aportar algo en un mundo ya abarrotado de imágenes.

 

En este contexto el taller se volvió un espacio clave de producción y de encuentro. Sin embargo hay algo del lazo social que se cortó, pero de todas maneras seguimos haciendo obra, aunque no sepamos si podremos mostrarla de nuevo algún día.  Creo que decanta lo más puro de esta necesidad de hacer arte.

 

¿Cuáles son los temas sobre los que trabajas en tus proyectos? 

Tengo temas e inquietudes muy concretas: el tiempo, la memoria y lo precario. Me interesa la fragilidad de las imágenes, de los archivos, de la historia... en definitiva la relación entre tiempo y olvido. Veo a la memoria como un campo de batalla donde, entre tensiones e intereses, se decide qué debemos recordar y qué debemos olvidar.

 

 

Sobre tu obra personal, ¿cuál es el proyecto que más te gusta o conmueve?

Creo que el proyecto que más me marcó fue Imago (2019). Durante un mes, trabajé en el Ex-Pabellón del Centenario, monumento y espacio público de la Ciudad de Bs. As. que actualmente se encuentra encerrado y escondido entre dos supermercados. Durante ese tiempo estuve imprimiendo cianotipos con las estructuras de las ventanas. Día a día me trasladé desde la “otra parte” de la ciudad, cargada con un rollo de 2 mts de alto e ingresando “sutilmente” por el complejo comercial.

Llegó un momento en el que personal de vigilancia comenzó a echarme,  y cada jornada me presentaba el desafío de buscar por dónde y cómo ingresar. Me encantaba ingeniarmelas para ver como me metía de prepo con cara de póker  hasta que, finalmente, me encontraban. Entre amenazas y retos terminaban velándome las copias, alegando que está prohibido fotografiar el pabellón. Supuestamente no se pueden hacer fotos del edificio, ni siquiera de lejos, ni te habilitan tramitar un permiso. Los cual es falaz, ya que es un monumento público.

 

Tengo temas e inquietudes muy concretas: el tiempo, la memoria y lo precario. Me interesa la fragilidad de las imágenes, de los archivos, de la historia... en definitiva la relación entre tiempo y olvido.

 

¿Porqué?

Fue muy fuerte la experiencia y el proceso. Fue un laburo al que le tuve que poner mucho el cuerpo, me arriesgué bastante en un lugar hostil, en derrumbe, lleno de vigilancia. Me encontraba con situaciones absurdas, que me hicieron ver una lado que no conocía de trabajar en un lugar público (o semipúblico) con procesos alternativos. Era muy graciosa la escena del personal de seguridad velando cianotipos, fue algo que nunca imaginé vivir. Me parecía casi de película, o de esas escenas de censura donde les destrozaban los rollos a algún fotoperiodista. Imago es una de las pocas impresiones que sobrevivió como resultado de traspasar ese límite público/privado, de un lugar que en teoría es patrimonio de todos, pero no se nos permite verlo, transitarlo ni fotografiarlo.

 

¿ Porque o para qué haces arte?

No se si busco HACER arte. En realidad pienso e investigo cuestiones artísticas. Creo que el hacer es una consecuencia, producto de mi curiosidad. No es algo que busco a priori, pero sí sé que es una necesidad que surge de tratar de buscar un sentido, poético, metafórico a mi propia existencia.

 

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