En su segunda presentación en el Mundial U-19 que se disputa en Suiza, la Selección Argentina juvenil de básquet le ganó 71-66 a Serbia y se recuperó de la caída en el debut. Esta victoria, nada menos que frente al subcampeón europeo, le da vida en un certamen donde el margen de error es mínimo un torneo donde el margen de error es mínimo.
Desde el arranque, el equipo dirigido por Mauro Polla dejó en claro que el cachetazo inicial frente a Nueva Zelanda había servido como motor. Con una defensa asfixiante, transiciones rápidas y una lectura colectiva inteligente, la Selección tomó el control del partido y nunca lo soltó.
El 7-0 con el que abrió el juego fue una declaración de intenciones. Argentina fue sólida atrás y se pasó bien la pelota en ataque, corrigiendo los errores que le habían costado caro en el debut. En el segundo cuarto, cuando Serbia amagó con acomodarse, aparecieron los triples, dos bombazos consecutivos marcaron el quiebre y le dieron aire a un equipo que jugó con personalidad.
Se fueron al descanso con ventaja de seis (42-36), pero nadie en el banco nacional pensaba que el trabajo estaba hecho. Luego Serbia reaccionó, ajustó atrás y recortó la distancia hasta quedar a un punto en varias ocasiones. Sin embargo, Argentina se mantuvo firme cuando la intensidad subió y cada posesión pesaba como una final.
En el cierre apareció la puntería desde el perímetro y el temple de los jugadores clave. Felipe Minzer clavó dos triples fundamentales, Iván Prato aportó una volcada que sacudió el tablero, y Thiago Sucatzky, con una bandeja en soledad puso la diferencia en el momento justo. El resto lo hizo la defensa y la sangre fría para cerrar el juego.
Tyler Kropp fue la figura con 23 puntos y 9 rebotes, Minzer sumó 14 con gran efectividad desde afuera, y Sucatzky firmó una planilla completa con 11 puntos y 9 asistencias. Argentina repartió 22 asistencias en 29 canastas, forzó 20 pérdidas y dejó una imagen de equipo sólido y con convicción.
Ahora con el foco puesto en Mali, próximo rival el martes a las 6:45. Si gana, el equipo nacional se mete en la próxima ronda y mantiene viva la ilusión del Mundial.