El mediocampista de 27 años cerró su paso por el club sin haber debutado oficialmente y con una estadía que, desde el primer día, generó ruido en los pasillos de Boedo.
Vega había aterrizado en agosto de 2024, procedente de Argentino de Rosario, en lo que fue un pase que despertó críticas internas y externas. No por el jugador en sí, sino por el contexto: sin experiencia en el fútbol de elite, fue incorporado durante la gestión de Marcelo Moretti, hoy de licencia y en el centro de la escena por otras decisiones que aún están bajo la lupa.
La llegada de Vega se dio junto a la de Maximiliano Zelaya, otro nombre que apenas rozó el radar del plantel profesional. Ambos compartieron más que la camiseta azulgrana: el rótulo de refuerzos que nunca lo fueron.
Durante su ciclo, Vega solo anotó un gol en Reserva frente a Argentinos Juniors. Y aunque se entrenó con el plantel de Primera en varias ocasiones, nunca fue considerado por ninguno de los técnicos que pasaron. Tampoco por el actual entrenador, Damián Ayude, que terminó de cerrar el telón de su etapa.
Este lunes, Vega se despidió del cuerpo técnico y de sus compañeros. Sin reproches, pero con la sensación de que su paso por San Lorenzo fue más un capítulo administrativo que una apuesta deportiva.
¿Su futuro? Todo indica que podría continuar en el fútbol peruano, donde el Universidad Técnica de Cajamarca mostró interés en sumarlo a su plantel. Tal vez allí encuentre la continuidad que no tuvo en el Ciclón, y un lugar donde finalmente pueda mostrar su fútbol.