EDITORIAL
Entre alegrías y miserias, la actualidad del MPN en el gobierno
El 16, un día clave para la Provincia. Los precios de YPF para el gas. La estrategia política, y las deficiencias que aparecen.El día en que se haga la audiencia pública nacional para fijar, de una vez por todas, las nuevas tarifas para el gas –será el 16 de este mes, en la Usina del Arte, en Buenos Aires- puede ser una jornada bisagra para la economía neuquina. Tal vez no determinante, pero sí lo suficientemente importante como para cargarla de expectativa.
En esa audiencia, el gobierno nacional presentará su nueva propuesta, un aumento de hasta 200 por ciento promedio en las tarifas del gas para usuarios residenciales. Pero también se conocerán otras cosas. Por ejemplo, la posición de YPF respecto del precio que pretende para el gas en boca de pozo, que es lo que interesa a Neuquén, porque de allí no solo se liquidan regalías, sino que también se definen inversiones, desarrollo de proyectos, puestos de trabajo, en fin, una salida concreta para la crisis energética en lo que hace a la producción, afirmada más en el gas que en el petróleo.
YPF propondrá un precio de 7,6 dólares el millón de BTU para el shale gas, el rubro que más interesa para el desarrollo de Vaca Muerta. Estimará en 6,2 dólares el millón de BTU el precio para el tight gas, el ubicado en las arenas y arcillas, un poco más arriba de la roca madre donde se alberga el shale. Y pedirá 4 dólares de mínimo precio para el gas convencional. Se tiene así un promedio de precio que coincide con el incremento tarifario residencial que pretende Juan José Aranguren tras consensuarlo con el presidente Mauricio Macri, ya que el promedio que determina esa recaudación domiciliaria, trasladándola a los pozos, es de 6,78 dólares el millón de BTU, según han calculado los expertos en proyecciones. Como se ve, muy cerca del precio máximo a pagar a los productores, que es el de 7,6 dólares para el shale, el gas más caro, pero también el que más abunda según las proyecciones realizadas sobre la promisoria formación Vaca Muerta.
Si se tiene en cuenta que la cotización del petróleo WTI ha cerrado, el último viernes, en alza, a 45,91 dólares el barril, se podrá concluir que el panorama no es tan negro como aparece en la superficie de la realidad, aturdida por las urgencias y la obsesión de mantener puestos de trabajo a como dé lugar, una pretensión que se entiende en los sindicatos, pero que –también se sabe- se relativiza en el juego impiadoso de las grandes decisiones, pues se sabe que toda circunstancia económica trae consecuencias –malas o buenas- con cierto carácter de inevitabilidad.
El contexto es, para Neuquén, de cierta esperanza. Se diría que hay plena conciencia en el gobierno de Omar Gutiérrez de la necesidad de soportar esta larga transición que, se sabía desde el principio, habría que atravesar hasta llegar a una situación de mayor transparencia y sinceridad respecto de la situación energética del país. Esto era inexorable, antes, y es, ahora. Neuquén debe llegar al incremento de producción, y para esto es necesario que las condiciones macro coincidan con el deseo. A partir del 16, pues, podrá darse el principio verdadero de lo que se esperaba para febrero-marzo de este año, y que no se dio por la ansiedad un poco soberbia del equipo económico del gobierno nacional, que creyó que podría imponer el "sinceramiento” de una sola vez, sin anestesia, afirmado en el poder inicial que todo gobierno tiene.
Por eso el gobierno de Gutiérrez sigue el camino de ordenar lo más posible su necesidad de financiamiento con deuda. Acaba de emitir otros 1.100 millones de pesos en Letras del Tesoro, pero ahora a cuatro años de plazo, con el objetivo de distribuir los pagos en un período mayor de tiempo, y quitar presión coyuntural a las cuentas públicas. Mientras hace estas cosas, ha girado su acción pública y su discurso hacia los aspectos sociales: deportes, cultura, educación, acción social, se evidencian con la clara intención de una estrategia bifurcada: mientras hablamos lo menos posible de economía, vemos al gobernador aquí y allá protagonizando hechos y actos que se distinguen por un inobjetable carácter positivo. No es una mala estrategia, aunque en ese camino se suceden contradicciones no deseadas, o tal vez no calculadas en un equipo diverso, joven, y tendiente a la osadía de equivocarse cada vez más seguido.
Así, el gobierno provincial no está quedando bien parado en la polémica entre el ISSN y el gobierno capitalino de Horacio Quiroga. El ISSN se defiende desde el gobierno provincial con ardor, pero escasa racionalidad. Desde el gobierno municipal, se enfrenta la coyuntura de confrontación en este aspecto con comodidad, basado en argumentos que recurren a un concepto que es muy difícil de enfrentar, el de la libertad de elección y su valor intrínseco para el ciudadano, sea empleado de dónde sea. El ISSN ha pecado de cierta concepción autoritaria, que pretende una solidaridad impuesta a la fuerza. Esa concepción pudo existir el siglo pasado, pero difícilmente sobreviva en éste, con mayor información y desarrollo, en el que la solidaridad se entiende siempre como un acto de voluntad, no de imposición.
También se evidencias diversidades poco convenientes en el equipo de gobierno. La evidencia de gruesos desfalcos en la fuerza policial remite directamente a controles laxos o culpabilidades cómplices, y esto no es una buena noticia para ningún gobierno, tampoco para el de Neuquén. Las posiciones contradictorias tampoco pueden explicarse desde la diversidad, pues un buen gobierno debe tener una sola posición frente a hechos importantes. Esto viene a cuento de lo que ha pasado frente al proyecto de regulación del trabajo sexual en la provincia: una cara del gobierno apareció acompañando a las prostitutas, mientras que otra salió a condenar el proyecto. Así, el director de Diversidad, Adrián Urrutia, quedó enfrentado a la subsecretaría de las Mujeres, que conduce Patricia Maistegui.
Estas situaciones, entre la esperanza económica y la urgencia acuciante de fijar posiciones ante la realidad presente, pintan de cuerpo entero lo que es el gobierno de Gutiérrez por ahora: un oficialismo empeñoso del MPN que busca construir poder político propio, pugnando para eso en la vorágine amplia de su propio partido. Es lo que fatalmente le toca a todo nuevo gobernador de este partido: encontrar la razón de la gobernabilidad, no tanto en alianzas sectoriales externas, sino en su propio continente, en su propia razón de ser, allí donde, entre muchos amigos sinceros, se agazapan obsecuentes culposos, traidores a futuro y desconfiados discretos.
Rubén Boggi