El conflicto judicial entre Wanda Nara y Mauro Icardi sumó un nuevo capítulo cargado de tensión y dramatismo. Este fin de semana, tras una maratónica negociación de más de 10 horas, el futbolista logró llevarse a sus hijas a su hogar, tal como lo había ordenado la Justicia. Lo que debía ser un trámite regulado y previsible, se convirtió en una escena caótica, con la mediática completamente desbordada.
Mauro Icardi se presentó a las 11 de la mañana en el domicilio acordado, pero lo que siguió fue un prolongado encierro. Wanda Nara se atrincheró con las menores y se negó a entregarlas, generando preocupación entre su entorno y también entre las autoridades presentes. Ni siquiera su amiga y abogada, Ana Rosenfeld, logró convencerla de colaborar con el procedimiento.
Ante la escalada emocional, intervino personal del SAME y especialistas en salud mental, además de miembros de la Policía de la Ciudad. Fue necesaria la intervención de la licenciada Fernanda Mattera, del Ministerio Público Fiscal, y de la jefa del área de Violencia Familiar y de Género, para encauzar la situación.
Mientras Mauro Icardi se retiraba con las niñas y una sonrisa en el rostro, el panorama dentro del hogar de Wanda Nara era muy distinto. Según relató Martín Salwe, la empresaria quedó devastada. Minutos después del retiro de sus hijas, llegaron en su auxilio su padre, Andrés Nara, y su hermana Zaira, buscando contenerla ante lo que definieron como un colapso emocional.
También se encontraba presente su abogado, Nicolás Payarola, quien habría intentado contener la escena legalmente, aunque lo que predominaba en el ambiente era un clima de angustia total. “Estado de desesperación”, fue la frase que más se repitió entre quienes la vieron en esas horas.
Desde el ciclo Pasó en América detallaron que lo vivido dentro del departamento fue sumamente delicado. Llanto incontrolable, ataques de nervios y una profunda sensación de pérdida dominaron la jornada para Wanda Nara. Su entorno más íntimo temió por su estabilidad emocional.
Por su parte, Lara Piro, abogada de Mauro Icardi, celebró que las hijas de la expareja estén ahora con su padre. “Tienen la posibilidad de empezar a sanar sus almas y sus cabezas”, expresó, sin entrar en mayores detalles. Mientras tanto, Wanda busca consuelo en los suyos y enfrenta una etapa muy difícil.
Este episodio volvió a poner en el centro del debate el delicado equilibrio entre lo judicial y lo emocional en conflictos familiares expuestos públicamente. La presión mediática, sumada a las tensiones personales no resueltas, agrava situaciones que deberían ser tratadas con mayor contención y cuidado, especialmente cuando hay menores de edad involucrados.