Todo inició por la respuesta a una publicación de Fernando Burlando, abogado de los padres de la víctima, en la que sentenciaba que los ocho rugbiers acusados por el crimen de su hijo estaban “sepultados bajo una montaña de pruebas”. A los pocos minutos, una usuaria de Twitter (@gorenatacha) respondió afirmando que el padre de Fernando-Silvio, trabajador de la construcción- estaba haciendo changas para poder pagar sus días en la ciudad bonaerense de Dolores.
Instantáneamente, el influencer se hizo eco de la situación y atendió al llamado de las personas que proponían ayudar a la familia del afectado. “Lo hacemos?”, escribió en Twitter hacia su medio millón de seguidores. Más allá de que la mayoría de las devoluciones fueron afirmativas, algunas le criticaron que no era momento para desviar el curso de la investigación hacia Maratea y su “imagen caritativa”.
María Graciela Sosa Osorio, madre de Fernando, trabajaba cuidando adultos mayores y su historia en Argentina comenzó hace 20 años cuando llegó junto a Silvio desde Paraguay para comenzar una nueva vida. Fernando era su único hijo y fue brutalmente asesinado hace casi tres años en Villa Gesell a la salida del boliche Le Brique. Por eso, desde las redes buscan la manera de “alivianar un poco el dolor” del círculo familiar que, hoy, no tiene paz.
Días atrás, Maratea había criticado enérgicamente a los padres de los imputados a través de un video en redes. “No puedo creer que los padres de los asesinos los defienden. Buscan todos el mismo abogado, que tengan beneficios en la cárcel y les ponen el barbijo para que no se les vea la cara”, descargó.