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Patricia Bullrich creyó que detuvieron a un narco, pero llevaba talco

La ministra de Seguridad celebró el operativo pero tras 21 días, se descubrió el error: "El talco siempre se confunde con cocaína", dijo la funcionaria.
sábado, 2 de noviembre de 2024 · 09:53

Patricia Bullrich celebró el 2 de octubre la detención de un presunto delincuente quien, según afirmó, llevaba "más de dos kilos de cocaína ocultos en envases de talco", y hasta hizo un juego de palabras para anunciarlo en su X (ex Twitter): "Mucho talco, poco Eficient-E", escribió en alusión a la marca de los envases donde se encontró la supuesta droga.

Del hombre en cuestión, identificado como Maximiliano Acosta, de 42 años, se supo que fue detenido por la Gendarmería en un peaje a la altura de La Paz, Mendoza, lo encarcelaron preventivamente en la Unidad Penitenciaria Federal N.º 32 y, luego, en el Penal Federal de Cacheuta: ahí pasó 21 días preso, de los cuales la mayoría casi no comía ni podía dormir y dos estuvo completamente incomunicado con su familia que, desde Mar del Plata, de donde es oriundo, intentaban comunicarse con él.

Tres semanas después de su detención, una segunda pericia reveló lo insólito: no llevaba droga, era talco. Tras el error, el hombre fue sobreseído, aunque la ministra nunca admitió el error. “Las fuerzas dijeron que podía ser un falso positivo”, respondió ante consultas de los medios. 

Mientras estaba encerrado en una oscura y pequeña celda de la U32, Maximiliano contó que los gendarmes se reían de él y hablaban de un “golpe al narcotráfico”. Allí, les tiró la frase en respuesta que le daría la razón: “Yo me voy a reír de ustedes después, porque es talco”.

 

Buscaba un mejor futuro y lo acusaron de narco

El derrotero de Maximiliano comenzó a principios de octubre. Él se encontraba en la ciudad de Mendoza de paseo y en búsqueda de un mejor pasar económico. Para ello, había comprado mercadería mayorista y, en particular, algunos pomos de talco para vender. “Le había comprado a un hombre que conoce todo el mundo, frente al Hospital Central”, explicó en diálogo con La Nación.

Aun así, no había ganado mucho dinero y había pasado sus últimos días con la idea de volver a Mar del Plata en la cabeza. El 2 de octubre se encontraba en la Plaza Independencia de la capital mendocina con la mercadería a la venta cuando su madre le ofreció pagarle un pasaje para un colectivo que lo lleve devuelta a su ciudad. Allí el marplatense contempló que solo quedaba uno que iba a la ciudad de Buenos Aires y que la hora de salida era muy próxima.

Maximiliano agarró rápido sus pertenencias, metió los 18 pomos de talco sobrantes en su mochila, sacó alrededor de $16.000 de un cajero cercano, buscó su bolso por la vivienda donde paraba y corrió a la terminal. El colectivo salió a las 20 de la estación y comenzó su viaje que, más tarde, se convertiría en una pesadilla.

 

La requisa de Gendarmería en el colectivo que lo llevaba de vuelta

Alrededor de las 23, el Escuadrón 64 de Gendarmería paró al colectivo en un peaje por una requisa, lo vieron a Maximiliano. Le revisó la mochila, donde también tenía ropa, un celular y su mate. Según apuntó La Nación, fue por “actitud sospechosa” y “haber admitido voluntariamente” que fumó marihuana.

Al ver los pomos, le preguntaron por qué tenía talco. Lo hicieron bajar solo del vehículo, mientras cinco gendarmes vigilaban cómo lo testeaban. “Revisaron todo lo que tenía. Mi mochila y un bolso más. Me decían ‘te agarramos’. Estaban recontentos y se felicitaban entre ellos. ‘Te felicito, qué atento que fuiste’, decían. A mí no me dejaban hablar ni moverme”, relató, y agregó: “Me trataban como un narcotraficante”.

Tras las pruebas, el reactivo dio positivo. Con la presencia de testigos y con intervención de personal de la Unidad Criminalística y Estudios Forenses, dependiente de la Agrupación XI “Mendoza”, sometieron a pruebas la sustancia. El resultado fue 2 kilos y 444 gramos de cocaína.

Ahí intervino la Fiscalía Federal de Mendoza y Maximiliano fue trasladado a la Unidad Penitenciaria Federal N.º 32: “Me revisaron, me sacaron todo, me llevaron preso”. Tras una audiencia judicial es que se le dictó prisión preventiva, a espera del resultado de una segunda pericia realizada por una fuerza que no se vio involucrada en el operativo. También intervino la Fiscalía de Casos Sencillos de la Unidad Fiscal de Mendoza.

Me dijeron que era porque había dado positivo de cocaína y que tenía que ir a la 32 a esperar si el juez me daba entre cuatro y 15 años de prisión”, explicó Maximiliano, y añadió: “Tuve dos audiencias. En la primera, la mujer que estaba en mi contra decía que tenía que estar preso y cumplir de cuatro a 15 años. Mi abogada defensora pidió domiciliaria, pero era imposible porque estaba en otra provincia. Y yo sabiendo que era talco...”.

El marplatense estuvo encarcelado del 2 al 23 de octubre a espera de aquella segunda pericia. Fueron 19 días los vivió en la unidad federal, un lugar que recuerda con horror. “Me acuerdo de que me rugía el estómago, que solo podía mirar al techo y dormir y comer”, señaló. Maximiliano recuerda sentirse como una “mascota”. “Me daban la comida cuando llegaban y cuando querían”. Se te hace largo porque solo podés estar parado o acostado. Y es un lío ver que los presos van y vienen. Y uno piensa: ¿Cuándo me toca a mí?”, recordó.

La droga que al final fue talco, terminó siendo publicidad para la marca de los recipientes.

Tres semanas preso por error

Mientras tanto, las primeras 48 horas, su madre, Laura, se encontraba en Mar del Plata, desesperada por saber el paradero de su hijo. Llamó a todas las empresas de colectivos de Mendoza, sin novedades. Pasaron entre 13 y 14 horas hasta que se acercó a la Prefectura cerca de su casa, donde le dijeron que iban a contactarse con sus compañeros en Constitución y Retiro, en la ciudad de Buenos Aires, pero nada.

Fue hasta que la llamaron al día siguiente diciendo que lo habían detenido por posesión de cocaína. “Yo pensaba: ¿Cómo? Si él me mandó los talcos que había comprado, cuánto le habían costado y a quién se los compró. No tenía sentido”, aseguró. “A los dos días pude comunicarme. Mientras esperé, esas 48 horas sentí que estaba secuestrado”, lamentó.

 

Y dijo sobre el accionar de Patricia Bullrich “A mí lo que me dolió más no fue solo lo de la ministra, que se tendría que haber callado hasta estar segura… pero hay una cosa: cuando llevás preso a una persona, tenés que avisarle a la familia. Yo me volví loca buscando a mi hijo. ‘Nene, ¿dónde estás?’, le escribía en el teléfono, y yo veía que no miraba los mensajes. Y nosotros nos comunicamos continuamente. En la madrugada me levanté y seguí escribiéndole. Y nada”, reclamó Laura.

Cada día que pasó detenido, por cinco minutos, Maximiliano podía hablar con su madre. “Mamá, no te preocupes. Estoy bien. Es como decís vos: si vos estás bien, yo estoy bien, así que quedate tranquila. Estoy bien”, le decía, mientras pasaba una pesadilla.

 

La liberación tampoco tuvo un mejor trato

Maximiliano fue liberado del penal en medio de la noche, en la oscuridad de la mitad de la Ruta 7 y en un horario donde ya no pasaban colectivos.

Le dieron un pasaje para un colectivo que salía de la ciudad de Mendoza, lejos del penal, y viajaba hasta Buenos Aires. “Fue en la última hora de la noche. Yo estaba barbudo y sin colectivos”, comentó. Sin transporte, Maximiliano tuvo que dormir en la calle y, luego, caminar alrededor de 50 kilómetros hasta que un conductor de un auto lo levantó y lo acercó a la ciudad.

Casi al mismo tiempo que llegó a la capital a buscar su DNI y su celular, que continuaban confiscados en la U32 con otras pertenencias, fue que el juez Alberto Carelli dictó su sobreseimiento. “Me devolvieron la mochila y alguna ropa. El efectivo del cajero se lo quedaron”, agregó sobre los $16 mil que había retirado previo a ser detenido en el viaje.

Este viernes, Bullrich fue consultada por el caso. “No hay ninguna falla en ninguna investigación. El talco siempre se confunde con cocaína y las fuerzas de seguridad avisaron que podía ser un falso positivo y, lamentablemente, hasta que no se comprobó lo dejaron preso. Pero eso es una orden judicial”, sostuvo a FM La Patriada.

Laura y Maximiliano reclaman que nadie les pidió disculpas por lo ocurrido. “El último día, el juez le dijo que iban a aprender y ser mejores para futuros casos”, contó Laura. Ambos contemplan la posibilidad de tomar acciones legales. “Me molestó mucho el fanfarroneo de la ministra. Me dejó remal parado delante de un montón de conocidos. Mucha gente diciendo… ‘Uh, al final este tenía plata y andaba con la cocaína’. Un par me dijeron cosas, pero no les di mucha bola.”, comentó Maximiliano.

Actualmente, Maximiliano no puede dormir por las noches. “Sueño que me viene a buscar la Policía”, le cuenta a su madre. “Antes de pensar en eso (acciones legales), queremos volver a la normalidad. Porque ni él ni yo podemos dormir. Cuando él estaba preso, por momentos me ponía a llorar sola”, desarrolló Laura.

“Cuando veo el escrito de la Bullrich con ella riéndose... Lo único que le diría a esta señora es: instruyan a la gente. No los manden al muere”, reclamó Laura, y concluyó: “Ellos dicen ‘el que las hace, las paga’. Bueno, yo digo que las paguen”.

Con información de La Nación.

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