El viernes a la noche, promediando las 23 horas, ya se anunciaba otro fin de semana de tiros, piedras y corridas en el populoso barrio de Valentina Sur, en la ciudad de Neuquén. Un sector del vecindario, el más numeroso, se quedó sin recursos ni puertas para golpear pidiendo más seguridad. Se sienten abandonados por el Estado, aseguran que es zona liberada para dos pandillas que los tienen de rehenes, incluso en sus propios hogares. “La Policía no se acerca, mira de lejos lo que sucede, cuando llamamos los mismos efectivos nos confiesan que tienen orden de no intervenir”, contó una vecina, a través de un mensaje a la AM 550. Otra se animó a llamar directamente por teléfono a la radio, relató que viven un calvario y que la Policía les respondió: ´Estamos cansados de ir y que nos ataquen, que se maten entre ellos´. “Pero nos van a matar a todos, van a matar a inocentes que no tienen nada que ver con lo que pasa”, dijo.
La batalla campal, en esta ocasión, comenzó poco después de las 23 horas del viernes. El enfrentamiento es entre los miembros de dos bandas, que se disputan el territorio, con mezcla de rencillas por el negocio de las drogas. “Tiraron una bomba casera a una casa para incendiarla, desde la esquina del paredón de una de las casas vecinas estaban a los tiros, y nosotros encerrados y presos en nuestra propia casa”, contó la vecina que llamó a la radio. Y agregó: “No sabemos qué hacer y cómo pedir la intervención de algún fiscal que se acerque, desdela Policía nos dicen que no van a acudir porque están cansados que los ataquen y les rompan los patrulleros. ¿Qué tenemos qué hacer entonces?”. A una casa de la cuadra le llovieron las pedradas y a esa familia le rompieron los vidrios.
La plaza del barrio suele ser el centro de batalla y todos los vecinos que viven alrededor, deben acorazarse. Aseguran que están hartos de la situación, que cada fin de semana deben prepararse mentalmente para soportar horas de angustia, ante el temor que termine en una tragedia. “Los policías aparecieron recién como a las 7 de la mañana del sábado, ninguno de nosotros pudo dormir. Se fueron, y como si nada, un par de estos delincuentes empezaron a pasar en una moto, armados, amenazando a los que denunciamos. Si pudiera irme a vivir aunque sea bajo un caño, lo haría pero estaría en paz”, relató otra de las vecinas del barrio, contactadas por este diario. Y opinó: “Esto ya no es una pelea entre bandas, estos delincuentes están sitiando todo un barrio. Vivimos con miedo y no hay derecho, somos laburantes la mayoría y estos delincuentes no son más de 20”.