“Estamos luchando para que se dicte la máxima condena a estas asesinas”

El próximo lunes 2 de febrero se conocerá el veredicto final por el homicidio de Lucio Dupuy, el pequeño de 5 años asesinado en La Pampa en noviembre del 2021. Durante la mañana de este jueves, Silvia Gómez- abuela paterna de la víctima- exigió al aire en AM550 y 24/7 Canal de Noticias que las imputadas “reciban la condena que les corresponde” y denunció que La Ley Lucio fue archivada en el Congreso por decisión del presidente Alberto Fernández.

En el marco de la causa, el Ministerio Público Fiscal demandó en sus alegatos finales que la madre de la víctima- Magdalena Espósito Valenti- y su pareja -Abigaíl Páez- sean declaradas culpables del “homicidio calificado y abuso sexual gravemente ultrajante” y condenadas a prisión perpetua.

En diálogo con La Primera Mañana, Silvia aseguró que la muerte de Lucio se debió: “Primero, a las asesinas que no tuvieron piedad con mi nieto. Segundo, a la jueza que se lo entregó a la madre después de que esta lo haya dejado dos años por irse de mochilera. Y, por último, por los vecinos que no se comprometieron y le dieron la espalda a mi nieto", señaló en comparación a la repercusión mediática que tuvo el crimen de Fernando Báez Sosa junto a otros casos.

En cuanto a la Ley Lucio, la abuela del niño indicó que esta tiene como objetivo "prevenir y evitar casos de violencia contra los más chicos”. En línea con esto, la iniciativa tiene como “punto fundamental realizar campañas de concientización, habilitar la línea 102 y hacer capacitaciones para gente del Estado en todos sus sectores”. Sin embargo, Silvia denunció que el proyecto de Ley está encajonado: “Pensamos que con una sesión extraordinaria el presidente podía habilitarla, pero en este caso no pasó y tendremos que esperar hasta marzo”.

Por último, detalló como fueron los últimos contactos con Lucio antes de su muerte: “lo veíamos mucho por videollamada, pero solo si le depositábamos a la madre. Ella llamaba y decía “Lucio necesita esto o aquello” y nosotros se lo dábamos. Recién ahí, le preguntábamos si podíamos hablar con Lucio y ella accedía. Después nos bloqueaba. Mi hijo Cristian, por otro lado, luchaba para que ella cumpla con el régimen de visita.”

Además, agregó que ellos como abuelos, al estar a 140km de donde vivía Lucio, desconocían del maltrato que recibía ya que "nunca le habían visto una marca" al pequeño. “Él nos decía que estaba feliz y nosotros nos quedábamos con esa sonrisa, sin saber que a lo mejor él era más feliz estando con nosotros”, finalizó.