El odontólogo violaba chicas en el consultorio: está preso

Marcos Adrián Abrebanel Stengurt es odontólogo, y este viernes quedó detenido, tras entregarse a la justicia, después de dos semanas de que fuera acusado por los padres de una niña de 15 años. La chica dijo que el dentista la atendió, pero cuando terminó su tarea profesional, pasó a otra, reñida no solo con la profesión sino con la moral corriente de cualquier ciudadano, y, ciertamente, con las leyes en vigencia: la arrinconó en el consultorio, la manoseó e intentó violarla.

El primer organismo que actuó tras la denuncia de los padres de la niña agredida fue la fiscalía de la Unidad de Delitos Contra la Integridad Sexual (UDIS) 1. La comanda el fiscal Federico Obeid, y a poco de investigar, comenzó a acumular denuncias contra el odontólogo: en total, cuatro, que se sumaron a la primera. Con ese material, Obeid ordenó la captura de Abrebanel Stengurt, quien para esas horas estaba prófugo.

En medio de ese proceso, el edificio donde está el consultorio odontológico, en la calle 20 de febrero al 330 de la ciudad de Salta, fue atacado por un grupo de personas indignado, que le prendió fuego a las instalaciones. Hubo otros problemas: otro odontólogo, que por una enorme curiosidad se llama igual que el abusador, comenzó a sufrir ataques personales y a través de la redes digitales: "Compartimos nombre y profesión", se lamentó Marcos Abrebanel, al explicar que es primo del acusado.

La indignación social contra el dentista abusador fue creciendo. Trascendió que el profesional no solo abusaba físicamente de sus víctimas (preferentemente adolescentes mujeres), sino que también les pedía fotos íntimas y las amenazaba para que contaran nada a sus familiares.

Hoy, el dentista abusador se entregó. Habían pasado 15 días cuando, a las 14,30 de este viernes, se presentó en el Juzgado de Garantías 4, de Salta. Allí se hicieron los trámites para ingresarlo a la Alcaidía General de la Provincia, en la que permanecerá detenido mientras se prepara la imputación del fiscal.

Abusar siempre es malo, y abusar desde una situación de control y poder, es todavía peor. Tal vez comience a aprenderlo el odontólogo salteño.