Terror de una mujer amenazada por un prófugo de Cutral Co

Los días de una mujer de la ciudad de Neuquén se volvieron una pesadilla desde hace tres semanas, cuando mediante una videollamada recibió una amenaza de muerte de parte de su expareja, Pablo Alberto Soto, quien en su huida de la Unidad de Detención 22 de Cutral Co, se tomó ese tiempo para amedrentarla.

Desde aquella videollamada hasta la fecha ya pasaron 23 días sin novedades de Soto y la mujer debe permanecer custodiada por personal policial ante el temor de que la amenaza se concrete.

Los investigadores no logran hasta el momento dar con Soto y su captura se hace más difícil dada su alta experiencia en el ámbito delictivo y tal vez por ayuda externa que lo mantengan al resguardo.

El hombre de 31 años había estado alojado en la Unidad 11 por una condena por robo a la que después se le sumaron otras causas. Su perfil de peligrosidad es alto, por eso estaba en el sector de máxima seguridad, hasta que con una maniobra evasiva en la que participaron otros presos, logró acceder a un sector más vulnerable del recinto.

Soto tiene un tatuaje del Gauchito Gil en uno de sus brazos y otros en el pecho

Aquel domingo 1 de septiembre, Soto estaba en el lado de los presos de menos riesgo, había sido separado por una pelea interna. Luego se pudo comprobar que todo había sido un plan orquestado para que pudiera llegar hasta el sector que más chances le daba para concretar su escape.

Soto tiene ojos oscuros, tez trigueña, contextura física delgada, 1,70 de altura y cabello corto, recuerda la fuerza provincial para mantener la búsqueda activa. El procedimiento está a cargo del Departamento de Recaptura. También trabaja el Departamento Delitos y Leyes Especiales.

El fugado presidiario había mantenido una relación con una mujer que vive en el oeste de Neuquén capital. La misma que fue víctima de la amenaza de muerte el día en el que se fugó de la U22 de Cutral Co.

Esta mujer lleva 23 días con consigna policial que custodia su vivienda y los movimientos de la familia, para evitar cualquier intento de agresión de Soto. La medida había sido requerida por la Fiscalía de Violencia contra las Mujeres, Diversidades y Delitos Sexuales, que conduce María Eugenia Titanti.

Soto cumplía condena desde el 2017 por un robo con abuso de arma de fuego, con una pena que se extendía hasta 2028. Durante su reclusión, su comportamiento le hizo perder toda chance de acceder a beneficios como la libertad condicional o salidas transitorias.