Un mediodía de noviembre terminó teñido de rojo en plena Avenida Sarmiento, entre las calles Moreno y Rivadavia de Lamaque. Una discusión, derivó en tragedia: Pablo Alfredo Oyón cayó herido de muerte tras recibir una puñalada certera en el abdomen. Días después, no resistió y murió en el hospital de General Roca. Ahora, la justicia avanzó con las condenas.
A poco menos de siete meses del hecho, el Ministerio Público Fiscal logró un acuerdo pleno con la defensa y con el consentimiento de los hijos de la víctima: el principal acusado reconoció haber sido quien empuñó el arma blanca, mientras que el segundo aceptó su rol como partícipe en el ataque. La fiscalía solicitó para el autor del crimen una pena de 8 años y medio de prisión efectiva, y para su acompañante, 4 años.
Ambos imputados permanecen detenidos desde el día del hecho. Intentaron huir, pero fueron atrapados a pocas cuadras de la escena, mientras transeúntes que presenciaron el ataque intentaban salvarle la vida a Oyón. A los minutos, personal policial realizaba rastrillajes en los alrededores y hallaba sobre una vereda un cuchillo manchado con sangre, de 27,5 centímetros de hoja y cabo de madera. Esa arma se convertiría en la prueba clave.
El análisis genético realizado en el Laboratorio Regional de Genética Forense de Bariloche confirmó lo que la calle ya sabía: la sangre que cubría el arma era la de Oyón. Y el informe del Cuerpo de Investigación Forense estableció el vínculo directo entre la herida y su fallecimiento posterior: una complicación renal severa desencadenó el final.
El crimen no quedó oculto entre sombras ni susurros. Cámaras del 911, grabaciones privadas, entrevistas a testigos y familiares, informes de Criminalística y de la Comisaría 17 de Lamarque nutrieron el expediente. La reconstrucción fue precisa. Los acusados no tuvieron margen para negar los hechos. El viernes 13 de junio, a las 12 del mediodía, el Tribunal dará a conocer la sentencia final en una audiencia vía Zoom. Mientras tanto, los acusados seguirán detenidos.