Alcohol, imprudencia y una noche al borde de la tragedia
El violento choque ocurrió el domingo por la noche sobre la avenida 12 de Octubre, en la zona de la Costanera barilochense. Un hombre que conducía un Volkswagen Bora con 2,78 gramos de alcohol en sangre impactó de lleno contra un Chevrolet Corsa, provocando un escenario dramático.
Producto del fortísimo golpe, el conductor del Corsa salió despedido del auto y quedó tendido en el asfalto con heridas graves. Según el parte médico, sufrió traumatismo de tórax y contusión pulmonar, entre otras lesiones que pusieron en riesgo su vida.
Descontrol total en la Comisaría: burla, hostigamiento y detención
Pero el episodio no terminó en la escena del accidente. Una vez trasladado a la Comisaría, y mientras se esperaba el informe del médico legal para avanzar con la imputación, el sujeto empezó a burlarse del personal policial.
En lugar de colaborar, sacó su teléfono celular, comenzó a filmar a los efectivos y se mostró provocador y desafiante. Los uniformados, sorprendidos por su actitud, debieron intervenir para contener la situación, que escaló hasta el punto de tener que dejarlo detenido por su comportamiento hostil.
La indignación crece: ¿hasta cuándo esta impunidad al volante?
El caso generó un fuerte malestar entre los vecinos que presenciaron el hecho, y entre quienes siguen el caso a través de las redes sociales. Las imágenes del choque y la posterior actitud del conductor alimentaron un debate creciente: ¿qué pasa con los conductores que se creen impunes porque tienen un celular en la mano o un apellido conocido?
Mientras la víctima del Corsa continúa internada en grave estado, el conductor borracho pasó de causante a detenido, y su actitud posterior lo dejó aún más expuesto ante la opinión pública.
Una noche que pudo terminar en tragedia
La combinación de alcohol al volante, exceso de velocidad y desprecio por la vida ajena vuelve a cobrarse víctimas. Esta vez, el escándalo no solo se dio en la calle, sino también en la sede policial, donde el protagonista intentó revictimizar a quienes debían detenerlo.
El final, al menos por ahora, tiene un culpable preso y a una víctima hospitalizada. Pero el enojo social sigue creciendo, y la pregunta se impone:
¿Qué más tiene que pasar para que se tomen medidas reales contra estos conductores peligrosos?