Un violento episodio sacudió la tranquilidad del barrio de Ituzaingó Norte el domingo por la noche, cuando se oyeron múltiples detonaciones provenientes del interior de una casa ubicada sobre la calle Balbastro al 1400, entre Castel Rodrigo y Brandsen. El estruendo de las balas despertó el pánico en la zona y motivó un rápido despliegue policial tras varios llamados al 911.
Según fuentes oficiales, al menos 30 disparos se contabilizaron entre los realizados dentro y fuera de la propiedad. Vecinos relataron momentos de incertidumbre y miedo, mientras efectivos del Comando de Patrullas de Ituzaingó y de la comisaría 2ª de Villa Ariza se desplegaban por el barrio. Al llegar, los agentes aún escuchaban tiros provenientes de la finca.
Los uniformados rodearon la manzana y se acercaron con extrema cautela hasta el domicilio, que inicialmente costó identificar. La tensión creció cuando un hombre salió a la vereda con un arma en la mano. Sin embargo, al notar la presencia policial, no ofreció resistencia: entregó su pistola Pietro Beretta calibre 9 milímetros y más de veinte municiones que tenía en el bolsillo. Según los efectivos, el sujeto presentaba un fuerte aliento etílico.
El trasfondo: una crisis emocional profunda
Una vez asegurada la escena, y con un vecino como testigo, los policías ingresaron al inmueble. Allí hallaron 15 vainas servidas esparcidas por el suelo de la vivienda, y otras tantas en la vereda.
Las primeras conjeturas incluyeron hipótesis de intento de robo, violencia de género o consumo de alcohol sin control. Sin embargo, la verdad resultó aún más conmovedora: el protagonista del episodio, L.A.A., de 34 años, es miembro de la Policía de la Ciudad y actualmente se encuentra destinado a la división Saturación y Detención de Once. De acuerdo a fuentes de la investigación, el hombre estaría atravesando una “profunda crisis depresiva”.
“Es una situación muy triste. No hirió a nadie ni causó daños a terceros. Cuando se entregó, contó lo que le pasaba”, explicaron voceros del operativo. El agente quedó notificado en una causa judicial y se comunicó el hecho a Asuntos Internos de la fuerza porteña, que ya interviene para brindarle asistencia profesional.
El caso quedó en manos de la fiscal María Alejandra Bonini, de la UFI Descentralizada Nº 2 de Ituzaingó, y fue caratulado como averiguación de ilícito. Aunque no fue detenido, al oficial se le retiró el arma reglamentaria y su situación mental será evaluada por los organismos correspondientes.