Los tumores benignos no son cancerosos ya que las células de este tipo de tumores no se diseminan a otras partes del cuerpo, crecen en el lugar, generalmente se pueden extirpar y en la mayoría de los casos no reaparecen.
Los tumores malignos son cancerosos. Dado que sus células tienen anomalías se dividen sin control y sin orden, pueden invadir y destruir el tejido a su alrededor, entrar al torrente sanguíneo o al sistema linfático y diseminarse a otros órganos.
Los vasos sanguíneos comprenden una red de arterias, vasos capilares y venas por los que circula la sangre en el cuerpo. El sistema linfático lleva un líquido llamado linfa y algunos glóbulos blancos de la sangre a todos los tejidos del cuerpo a través de los vasos linfáticos. Al moverse por el torrente sanguíneo o por el sistema linfático, el cáncer puede diseminarse desde el sitio primario y formar nuevos tumores en otros órganos. A este proceso se lo denomina metástasis. El cáncer puede aparecer prácticamente en cualquier lugar del cuerpo.
El lema de este 4 de febrero es Nosotros podemos. Yo puedo. Plantea cuatro ejes en los que la comunidad en su conjunto debe ser protagonista: estilos de vida saludables; detección temprana; derecho al tratamiento; y calidad de vida–cuidados paliativos.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacan que muchos tipos de cáncer tienen una alta probabilidad de curación si se detectan a tiempo y se tratan adecuadamente. Pueden curarse mediante cirugía, radioterapia o quimioterapia.