Fiestas electrónicas: "La gente se da con todo"

Florencia Salazar quien asistió el sábado a la fiesta electrónica Time Warp en Buenos Aires, aseguró hoy en declaraciones a AM 550 y 24/7 Canal de Noticias que cuando llegó a la 1 de la madrugada "ya había gente drogada".

"Le advertí a mi hermana sobre eso. También vi puestos de hidratación, pero es normal ver puestos en las fiestas así" dijo Florencia.

La joven dijo que "es la tercera vez que voy a una fiesta así porque está muy buena pero este año hubo una desorganización terrible, desde la entrada donde estuvimos cincuenta minutos para entrar. Parecíamos vacas entrando".

Así, Florencia explicó que muchas personas estaban gritando para poder entrar más rápido y "puteando a mas no poder" por eso, cree que el personal de seguridad se sintió intimidado y que, por eso, "no nos revisaron". "Me llamo la atención porque voy a fiestas todo el tiempo y nos revisan siempre", agregó.

Al momento de entrar al predio, en el cual está el principal escenario y dos pabellones más, aseguró haber quedado sorprendida por la cantidad de gente. "Yo no sé si sobrevendieron entradas. Dicen que no, pero para mí sí", expresó.

Con respecto al consumo de drogas, Florencia dijo que tiene conocimiento de ellas pero que realmente no conocía la sustancia fatal de la cual hablan. "Con respecto a eso, queda en uno consumir o no. Cuando yo entré, era re temprano y ya habían chicos en estados terribles", comentó.

"En estas fiestas, la gente se da con todo. Nosotras tratamos de pasarla bien pero hay muchos que no van a disfrutar la música. Los pibes se meten adelante de todo y la verdad es que hacía mucho calor. Estaban sin remera", detalló.

Por otra parte, quiso desmentir el precio de las botellas de agua, según la información trascendida en medios nacionales. "La botella de agua estaba cuarenta pesos y en los baños no había porque son químicos. El puesto de hidratación lo vi un rato", dijo la joven. 

Finalmente, al ser consultada sobre la venta de sustancias dentro del predio, aseguró que "cuando llegás y te ponés a bailar un rato siempre escuchás a alguien que te está preguntando si querés consumir o pasan personas que venden caminando por al lado tuyo". "Los padres no quieren ver que sus hijos consumen", concluyó.