Como los futbolistas, los políticos deberán pasar por el antidoping

Los legisladores de Tierra del Fuego aprobaron el viernes por unanimidad el proyecto de ley que establece la obligatoriedad de realización de exámenes de detección de consumo de drogas ilegales para funcionarios electos y designados en los tres poderes.

A su vez la provincia de Río Negro, también busca reflotar un proyecto de ley para obligar a los funcionarios provinciales a realizarse el control antidoping. La iniciativa fue presentada en 2016 y hasta el momento, no tomó estado parlamentario. Sin embargo en Neuquén, los dos consultados no lo consideraron importante y plantearon que es un tema delicado ya que se trata de acciones del ámbito privado, siempre y cuando no afecte el desempeño en la función pública.

El diputado rionegrino por el Frente para la Victoria, Ariel Rivero, manifestó: "El espíritu de esta ley busca que aquellos que representan a la sociedad estén en óptimas condiciones ya que contamos con una enorme responsabilidad en la toma de decisiones. Me parece que un estudio psicofísico, psiquiátrico y una rinoscopia son interesantes para demostrar que el político está en la plenitud de sus facultades. En caso de que no sea así, trataremos de que se cure y pueda realizar las tareas correspondientes".

Eduardo Fuentes, diputado por el Frente Encuentro, señaló que no le parece muy recomendable ponerle tanta atención a esta temática porque desvía de las problemáticas de fondo. "El tema está más ligado al tráfico de drogas y a la venta ilegal. Ir en búsqueda de los consumidores es como realizar una caza de brujas no aporta nada. Esta medida está cerca de la demagogia y genera situaciones muy distantes de la vida social y no tiene ninguna trascendencia en la gente", dijo.

Si bien Hernán Ingelmo, Subsecretario de Ciudades Saludables, desconoció la normativa, subrayó que es importante analizar los alcances del proyecto de ley y remarcó que tiene que ver con la incidencia de las esferas privada y pública. En esa linea, manifestó que son discusiones difíciles porque se pone en el tapete la vida privada de la persona.