HISTORIAS DE MARY, LA MADAME

Del sexo a la gastronomía, El Cuatro de Zapala

Donde funcionó el primer burdel zapalino hoy funciona un bodegón. Cautiva a más de uno, no sólo por su cocina sino por las anécdotas que encierra ese edificio histórico.
domingo, 29 de septiembre de 2019 · 13:26

A don Pedro, tanguero por excelencia, todos lo conocen en Zapala. Buscaba un espacio acogedor para celebrar sus 8 décadas. Le recomendaron un salón, del lado viejo de la ciudad, cerca de las tierras del Ejército y frente al Club Argentino. Cuando llegó a la vereda, los recuerdos surgieron a borbotones. Pero cuando cruzó la puerta de madera maciza, sus ojos pasaron del brillo inicial a las lágrimas, fue como una película que retrocedió hasta sus 17 años. Y la primera imagen que se le vino fue la de Doña Mary, la madame del primer burdel de Zapala.

Hoy en ese lugar funciona Bodegón Cu4tro, un salón de eventos, de recomendado servicio de gastronomía, en lo que constituye un edificio histórico. Ya está en carpeta y en manos de los concejales de la ciudad para declararlo en esa categoría.

La construcción pertenece a la familia Gret. “Somos una familia grande, de toda la vida de Zapala y solo estamos en Zapala”, cuenta con orgullo Lolo, uno de los hijos y administradores del espacio, junto a su mamá Bárbara y su hermana Carla. “Tenemos un gran equipo. Mi viejo siempre fue un emprendedor, fanático de la cocina. Siempre cocinaba para nosotros, nos enseñó a cocinar y también a comer”, recuerda.

La charla con Lolo y su familia transcurre entre el sueño cumplido de su padre, casi en su honor luego que falleciera hace poco menos de cuatro años, y las anécdotas que surgen a diario cuando los zapalinos van a ese lugar.

La historia de Zapala, ciudad emblemática del centro provincial y bastión de desarrollo de aquel Neuquén de 1900, está ligada al tren, pues allí terminaban las vías, y por ende, se había formado un importante centro comercial. Desde ese punto de maniobras, llegaban y partían todos los caminos al interior neuquino. Producto de ese progreso local, en 1923 se autorizó la construcción de un cuartel militar, Regimiento 10 de Caballería y un Batallón de Ingenieros. “El 4 viene asociado a esa historia, ya que antes de convertirse en el Regimiento 10, tenía ese número”, cuentan los memoriosos. Y son los mismos, que agregan: “Para esa fecha, no llegaban a 1.000 los habitantes de Zapala. El primer censo arrojó 971”.

 

Así creció El Cuatro, el primer burdel de Zapala, cuya madame era Doña Mary, una cordobesa que aún aquellos que pisan como don Pedro los 80 pirulos, la recuerdan como hermosa, coqueta y estricta.

Y era el Ejército de entonces el principal proveedor de clientes. Claro, hoy en tiempos de empoderamiento, la historia sería distinta. Pero para aquella época, el peso de las autoridades militares era tal que incluso pudo con la Ley 12.331 (de 1936) llamada de “Profilaxis de enfermedades venéreas”. Con esta norma se llevó al cierre de todo burdel, prostíbulo, piringundín o simplemente casa de citas que hubiera en todo el territorio nacional. Sin embargo, no se consideraba un delito el ejercicio individual de la prostitución, siempre y cuando no se realizara en forma “escandalosa” y no afectara “el pudor público”.  

Entre ese gris lícito del ejercicio individual de la prostitución y el decreto 10.638 de abril de 1944 que permitía la apertura de “quilombos” cerca de los cuarteles, fue la época de florecimiento de Doña Mary y sus muchachas. Para el Ejército era necesario “encaminar” a los soldados a su destino “natural” y desviarlos de todo pecado contrario...contrario a lo natural se entendía por mezclarse con algún compañero o alguna tímida oveja, hablando de nuestra Patagonia. Lo cierto es que algunos recuerdan que incluso, en el recibo de pertenencia al Ejército, figuraba una suerte de vale, como las entradas a un parque de diversiones, pero en este caso para ingresar Al Cuatro.

Las chicas de Doña Mary llegaban en tren desde distintos puntos del país. En la estación, las esperaba un auto que las llevaba directamente Al Cuatro, en la actual esquina de Belgrano y Elías Sapag. “Algunas llegaban incluso desde Chile, las reclutaban y las llevaban. No podían pasear por la ciudad y sólo salían para ir al médico”, recuerdan los octogenarios zapalinos. Los mismos que con respeto y decoro, no largan ningún nombre, ni de los visitantes de aquella época ni de las muchachas de Doña Mary, muchas de las cuales se quedaron en Zapala. “Esta es una comunidad chica, de familias de varias generaciones asentadas acá y donde obviamente, todos nos conocemos. Muchas de esas chicas, hoy son grandes señoras”, cuentan con picardía.

Cuando Juan Carlos Gret compró la propiedad, lo hizo pensando en poder abrir las puertas de su pasión culinaria, hasta entonces conocida solo por su familia y sus amigos. Las vueltas de la vida y la salud, no se lo permitieron. Pero sus hijos y su esposa mantuvieron el norte y el cumpleaños de 15 de la más chiquita del clan fue el empuje que necesitaban.

Así nació en 2014, la idea de reconstruir este edificio abandonado por más de 30 años, por donde pasaron dos clubes, uno de fútbol y otro de rugby.

“Cuando nos casamos no estaba bien visto que él cocinara, ahora que cocinen los hombres es como una moda. Así que él, lo hacía a escondidas. Yo lo dejaba ser porque, además, no me gustaba cocinar. Y luego le encantó”, relata Bárbara, la esposa de Juan Carlos. “Todos nos cuentan anécdotas, nadie da nombres porque eso es religioso, pero aseguran que los padres venían con sus hijos para hacerlos debutar, estaba así de naturalizado, eran otras épocas”, dice entre risas.

Cuando comenzaron con los trabajos de remodelación, los Gret decidieron conservar la estética del lugar. Sobre todo, algunas “reliquias” de aquella época de furor. El salón actual está planteado para disfrutar de varios escenarios a la vez y cuenta con un jardín interno que remonta al 1900, en cuanto el visitante traspasa la puerta. Para ir a los baños, amplios y de inmensos lavabos, lo primero que se observa es un aljibe. “A todos los que vienen les trae algún recuerdo, no es el mismo porque lo tuvimos que reconstruir pero nos parecía una pieza valiosa para mantener en el lugar”, cuenta Lolo. Se usaba para todo: cocinar y también bañarse. De hecho, al lado de la puerta del jardín hoy se encuentran unas inmensas palanganas, que los fumadores utilizan para arrojar las colillas, pero en los tiempos de Doña Mary era requisito obligatorio pasar por allí, higienizarse los genitales, con un poco de agua y una suerte de Espadol. Luego, directamente se rumbeaba para las habitaciones, según el vale y el precio abonado.

Donde están los baños, las habitaciones se notan mucho más amplias y allí estaban “las mujeres más caras y más bonitas”. En cambio, donde ahora funciona la exquisita cocina del chef Martín Mosqueira -primo de los Gret- había habitaciones de adobe. Cuentan que la calidad arquitectónica era directamente proporcional a la oferta del burdel. “Las más gorditas trabajaban en esas piezas y también eran más baratas”, dicen. También relatan que Doña Mary era una de las tres mesdames de la Patagonia, cuyo cafisho vivía en Buenos Aires.

“Cuando comenzamos con los trabajos de remodelación, al frente decidimos sacar dos álamos que estaban echando mal las raíces. Y cuando los desenterramos, nos encontramos con un montón de frascos que parecen de perfumes y suponemos algún desinfectante”, cuenta Lolo. Todo eso, hoy está exhibido en este espacio, mezcla de bodegón en cuanto a la cocina, pero también innovador en comidas temáticas, como el Flamenco con tablao, las pastas del mediodía o el Oktoberfest.

Mientras Bodegón Cu4tro hace su propia historia, la del otro Cuatro se sabe, terminó cuando llegó la democracia al país. “Funcionó en este edificio hasta la década del ´70, luego se mudó hacia las afueras, en dirección al cerro El Michacheo”, rememora Lolo. Para entonces, ya tenía competencia con otro ubicado en “la bajada de la americana”, camino a Covunco. Un tal Mustang Ranch. Pero esa es otra historia.

“No es fácil abrir un negocio, pero nos dimos el lujo de hacerlo en épocas de crisis. No pedimos préstamos ni nada. Esa es la forma de trabajar que nos dejó Carlitos y para nosotros es un orgullo”, cierra Bárbara. Mejor dicho, abre Bárbara, porque están todos invitados a @bodegon_cu4tro. Ya sueñan hacer en breve la presentación formal, con una obra de teatro que permita recrear aquella época. Seguramente Don Pedro acudirá, quien sabe...a lo mejor con los pares de aquella época, donde Doña Mary arrasó con la virginidad de una generación.

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