El adiós a Torrejón, hacedor del turismo patagónico

Probablemente el hombre que dejó la huella más profunda y duradera vinculando “medioambiente y turismo” incansablemente desde mediados de los años 60, partió el pasado viernes 24/01 luego de haber dado una dura batalla a una enfermedad que lo afectaba desde octubre último.

Dueño de un humor fino y respetuoso, ocurrente, pícaro pero generoso, tenaz, inspirador y visionario; Don Antonio Torrejón ayer abandonó su lucha dejando un importante legado en alumnos, profesionales, pares, empresarios y sobre todo en dirigentes que de algún modo u otro accionan diariamente herramientas que hacen o pueden hacer que el Turismo en nuestra región vaya consolidándose como uno de los motores de la economía regional, considerando siempre y como condición necesaria, el cuidado del medioambiente  insumo irreemplazable para que las personas aprendamos a cuidar y amar el espacio que nos contiene y protege, a todos los seres vivos.

Así era. Un tipo único. El hombre que desde 1965  y desde el espacio que representaba circunstancialmente, sostenía con una simpleza y una visión de futuro increíble, en épocas donde estas cosas no se decían, y cuando la mayoría ni siquiera lo pensaban ni sentían, que “una ballena viva  era mejor negocio que una ballena muerta”. Denunciaba que había que terminar con la mortandad de lobos marinos a los cuales todavía se cazaba para extraerles fundamentalmente el aceite y la piel de los cachorros que tenían un valor superior. También, denunció enérgicamente, cuando los energúmenos de la época practicaban tiro al blanco con las orcas sencillamente cuando estas atacaban a los lobos en su necesidad de alimento. Los mismos que miraban al costado cuando los lobos eran cazados salvajemente, quizás por ellos mismos.

Fiel a sus convicciones, enfrentaba el stablishment cuando había que hacerlo pero “bicho”, iba siempre por la senda del dialogo para  obtener de a poco cambios en la conducta humana. Si alguien pondera la forma en que en la Provincia del Chubut se protege el medioambiente, entonces pondera el espíritu que Antonio inculcó incansablemente durante los últimos 55 años.

Condujo los destinos turísticos de 4 de las 5 provincias patagónicas (considerando que La Pampa fue anexada con posterioridad a la Región). La Provincia del Chubut en 2 oportunidades, la de Río Negro donde fue su primer Ministro, Santa Cruz y el Territorio de Tierra del Fuego (donde actuó cuando aún no era Provincia). Solo le faltó Neuquén, donde siempre anheló de una manera respetuosa poder también hacer su aporte profesional. Una provincia que  amaba profundamente como a toda la región y en la cual siempre ponderó la calidad profesional de los dirigentes turísticos que la condujeron a través de los años por mencionar algunos, Juan Antonio Ciallella, Chichi Cervera y José Luis Bosch. Amigo también de Don Felipe Sapag, a quién Antonio admiraba profundamente y visitaba cada vez que podía allí mismo, si, en el Chalet de la calle Belgrano.

Hacer mención de las cosas que Antonio hizo propuso e impulsó, de las Instituciones que creó formó y ayudo a fortalecer sería largo casi tedioso y podría caerse en el error el olvido de algunos. Por eso, es mejor decir que el legado que este hombre ha dejado en su paso por la Patagonia y también en el País, ya que también fue hace muchos años Secretario de Turismo de la Nación y en los últimos fue nombrado Asesor Honorario del Ministerio de Turismo de la Nación, es inconmensurable, absolutamente inspirador y un ejemplo a seguir para quienes tienen y tenemos actualmente un rol y responsabilidad en la política turística y para los que vendrán en el futuro.

Hay una inmensa cantidad de personas ligadas y no al turismo que hoy llora la partida de tremenda figura, sin lugar a dudas los mismos que opinarán que  “comenzó a escribirse la leyenda” del hombre que más hizo para y por el turismo en esta porción sur del planeta.

* Roberto Martini - Licenciado de Turismo, alumno, compañero y amigo