¿Cómo afectó la caída de redes a las campañas electorales?

Si algo quedó en evidencia con este colapso mundial en las redes sociales más utilizadas, es la total y absoluta dependencia que tenemos de ellas. Llevamos alrededor de seis horas "incomunicados" y la sensación es que llegó el fin del mundo. Se pierden negocios, promociones, diversión, vínculos. De pronto nos sentimos desnudos.

Hoy todo, o casi todo, pasa por las redes. Las viejas teorías del marketing político fueron mutando, y de aquel imprescindible acto multitudinario para demostrar que "tenías muchos votos seguros", se pasó a la insistencia mediática: la forma más segura de llegar a los ciudadanos era invadiendo las radios y los canales de televisión a toda hora. Esa estrategia, hoy casi vetusta, fue prácticamente reemplazada por la utilización de las redes sociales. Hoy el gran desafío es multiplicar seguidores, genuinos o impulsados por la onerosidad, que implica lograr más "compartidos" de los temas que interesan a quién los impulsa. 

Lo concreto es que, a veinte días de las elecciones municipales en la ciudad de Neuquén, a poco más de un mes de las generales  legislativas en el país, hoy se perdió medio día de campaña, ¡unas siete horas sin redes! 

¿Hasta dónde afecta este colapso de redes a los políticos que corren detrás de un voto más haciendo conocer sus ideas?

Si la conectividad retorna en las próximas horas, probablemente signifique sólo "una pausa", pero si se prolonga por días como se rumorea ya en algunos medios, seguramente la preocupación alcanzará niveles importantes. 

La tarea de los Community Mánager por estas horas es febril. Todo pasa por redes. Todos buscando alternativas y estrategias para llegar a los diferentes sectores, porque el tiempo es oro en tiempos políticos. 

Y algo que también preocupa hoy: sin redes no se puede continuar con las encuestas, herramienta -que aunque incierta en sus resultados- ayuda a orientar estrategias de campaña. 

¿Volverán a aflorar los viejos métodos propagandísticos que ya casi no vemos?

Solo resta esperar, y rogar que Zuckerberg encuentre la falla, o al hacker que logró demostrar la vulnerabilidad del sistema.