Piden pagar el aumento en dos cuotas y se acerca el acuerdo

El desenlace, inevitable, se acerca. La movida del gobierno con ATE, revestida de rigurosidad legal en el ámbito de la subsecretaría de Trabajo, fue determinante, porque expresó claramente la incorporación al básico de un aumento superior al que se había pactado inicialmente. En las asambleas, se hizo catarsis contra la política gubernamental y de rechazo a la "burocracia sindical" que encarna, según este enfoque, Carlos Quintriqueo. Al mismo tiempo, surgió una contrapropuesta: que se pague en dos cuotas. Y se debatió flexibilizar, o aún levantar, los bloqueos en las rutas.

La cuestión resolutiva del conflicto, así, está en estas horas al calor de esas asambleas, y en medio de un debate entre "duros" y "blandos" de los autoconvocados. El tema está cruzado, además, por las reivindicaciones singulares de los profesionales que se ven representados en Siprosapune: se sienten, también, cerca de conseguir objetivos que hace unos meses parecían inalcanzables, al calor de los piquetes y como consecuencia de los cambios políticos calientes que se han precipitado en los últimos días.

En paralelo, se lanzó el debate político por el endeudamiento para hacer frente a las mayores erogaciones salariales. ¿De dónde saldrá la plata si los recursos no alcanzan? Es el tema más serio, y el Ejecutivo anticipó este lunes que envía hoy mismo un proyecto de ley para gestionar hasta 13.500 millones de pesos para tapar el agujero financiero. Nunca antes se había blanqueado semejante hueco en el Tesoro administrado por el gobierno del MPN. A los estatales no les importa de dónde saldrá el dinero para satisfacer sus demandas: vienen de ser actualizados por la inflación, y quieren seguir en ese camino. Del problema en los hospitales se pasó a uno mayor: ahora, el problema es integral, afecta a toda la estructura, y pone en riesgo su propio funcionamiento en función de una foto clara y diáfana, la de un Estado que gasta, o gastará, más de lo que recolecta.

Pero las cuentas finas son las que menos importan en la coyuntura. Urge liberar las rutas para volver al pleno funcionamiento de Vaca Muerta. De lo contrario, no habrá plata para nadie. Esa urgencia parece justificar cualquier apuesta, incluso la que se hace a la incertidumbre.