Un par de pumas que te miran y se van

En una mañana de otoño a puro sol, entre Aluminé y Ruca Choroy, Ale “Pirri” González cambió el recorrido en su campo bonaerense por los senderos montañosos neuquinos. Cámara en mano fue registrando la vegetación, el cielo azul recortado por las alturas nevadas, algunas lagartijas nerviosas desconfiando del visitante y ese aire impecable que sólo trasporta silencio y placidez.

Al otro lado del alambrado, más allá de la senda por donde se recorre la zona, un par de pumas bajaban de la loma por entre los matorrales, en dirección a él. Ale recordó las recomendaciones que siempre se realizan desde las áreas protegidas o de Parques Nacionales en cuanto a no intentar correr o huir ante la presencia de estos animales. Por eso, sólo atinó a poner su celular a grabar y quedarse quiero, al costado del alambrado.

Según relató a Mejor Informado, cuando los observó venir no pensó que sería atacado, sino que mansamente el par de pumas venía en su dirección para seguir su camino. Y así fue: se acercó primero uno, saltó el alambrado como quien amplía el paso ante una rama, lo observó a pocos metros y continuó al tranco lento hacia la derecha. El otro, le copió exactamente el tránsito hacia las alturas.

El momento, inolvidable para este turista bonaerense, quedó registrado en un video no muy extenso pero sumamente explícito de lo que hay que hacer: el ser humano es el que muchas veces invade el hábitat de los animales autóctonos.