Sabido es que el diputado nacional por el PRO y precandidato a gobernador de Neuquén por Juntos por el Cambio (JxC), Francisco Sánchez, no es muy medido que digamos; por el contrario, ha logrado considerable exposición mediática al impulso de frases fuertes. Ahora llamó vagos y delincuentes a los piqueteros.
Al parecer, el ex concejal de Neuquén (cercano a Patricia Bullrich y a sectores libertarios) se cansó de los cortes, en especial de puentes, y se despachó a su modo: “El funcionario que por estos 30 (exagerando) delincuentes manda a cortar el tránsito o no garantiza el derecho a circular debe ser echado inmediatamente; dos provincias paralizadas por tres vagos con ínfulas de revolucionarios y bolsillos llenos a costa del trabajo de otros”.
Se refirió así a un grupúsculo de piqueteros que hizo suyo (y para nadie más) uno de los puentes que unen a las ciudades de Neuquén y Cipolletti. Sánchez suele lanzarse con duros cuestionamientos tanto contra los reclamos mapuches, a los que considera una amenaza y contra el kirchnerismo, a uno de cuyos ministros, Juan Cabandié, hasta le pidió la renuncia. “Si no renuncia vamos a actuar para echarlo”, dijo aquella vez.
Lo nuevo es que la simbiosis por la que ha comenzado a transitar con sectores libertarios (de la mano de Bullrich), lo llevó a cascotear para adentro. Esta vez la destinataria de sus dichos fue la conductora de la CC-ARI, Elisa Carrió, quien había comparado a Javier Milei nada menos que con Adolf Hitler. “Estoy dentro de JxC, pero me despego totalmente de los delirios que declara Carrió”, dijo Sánchez y espetó: “No representa a nadie, se puso cada vez más marginal”. Inició, así, una nueva disputa en el armado neuquino de JxC.