El 30 de octubre de 1983 es una fecha que permanece en la memoria de todos los argentinos. Este día marcó el inicio de la restauración democrática, que hoy celebra 40 años, un hito crucial en la vida política y social del país. La conmemoración se debe a las elecciones celebradas en esa fecha, en las cuales millones de argentinos acudieron a las urnas. Raúl Alfonsín emergió como el ganador y asumió la presidencia el 10 de diciembre de ese año. A pocos días de la segunda vuelta electoral entre Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza), recordamos este importante momento histórico con el testimonio de un protagonista esencial: Héctor Castillo, quien fuera director de prensa del entonces gobernador electo Felipe Sapag.
En 1983, la provincia de Neuquén se encontraba al borde de un profundo cambio. Tras años de dictadura militar, la recuperación democrática llegaba como un rayo de esperanza, y la elección a la gobernación se convirtió en un escenario emblemático de este renacimiento político.
"Era una época de alegría, de recuperar cosas que parecían olvidadas", expresó Castillo, "tras una larga campaña por toda la provincia estábamos totalmente confiados que íbamos a ganar porque teníamos un candidato 'de fierro' como Felipe Sapag", agregó.
Tres destacadas figuras políticas competían por la gobernación, cada una representando visiones y proyectos diametralmente opuestos para la provincia. Por un lado, se encontraba Felipe Sapag, un político experimentado que había ejercido la gobernación de Neuquén en múltiples ocasiones (1963-1966,1970-1972 y 1973-1976). Sapag era el referente del Movimiento Popular Neuquino (MPN), el partido provincial que había dominado la política neuquina durante décadas. El MPN, bajo el liderazgo de Sapag, promovía un enfoque de regionalismo y autonomía, basado en la explotación de los recursos naturales, especialmente el petróleo y el gas, como motor de desarrollo.
En el otro rincón, se encontraba Oscar Massei, representante al Partido Justicialista (PJ), cuyas propuestas estaban en línea con la plataforma del PJ a nivel nacional, que promovía un enfoque más centralizado y estatista en la economía. Su plataforma incluía políticas de bienestar social, con un énfasis en la justicia social y la equidad.
Por otro lado, se encontraba Armando Vidal, quien representaba a la Unión Cívica Radical, el partido político del presidente electo Raúl Alfonsín, que históricamente abogó por un enfoque más liberal en la economía y la política. Vidal promovía una mayor apertura a la inversión extranjera y la diversificación de la economía provincial. Su plataforma enfatizaba la necesidad de modernizar la gestión gubernamental y fomentar la competitividad y la eficiencia en los sectores económicos. La UCR también destacaba la importancia de las instituciones democráticas y la participación ciudadana.
"Había mucho respeto entre los candidatos, no había agresiones personales ni descalificaciones. Fue una campaña completamente democrática", rememora Castillo. "Felipe asumió en la legislatura (actual Casa de Las Leyes), el senador fue Elías Sapag que se convirtió en el decano de los senadores neuquinos en la nación", acotó.
"El partido lo fundó el padre (Elías) y lo fundió el hijo (Jorge), el MPN perdió su esencia y su autenticidad neuquina por el deseo de poder", lamentó Héctor. "Un enviado de Alemania Oriental vino a ver a Felipe, porque era el único político argentino que le ganó a Perón y Alfonsín", sostuvo.
La elección de 1983 se convirtió en un enfrentamiento simbólico entre la vieja guardia del MPN, encarnada por Felipe Sapag, y el deseo de renovación y cambio representado por los partidos nacionales. Esta contienda electoral no solo definió el rumbo de Neuquén en ese momento, sino que también marcó el inicio de una nueva era política en la provincia, caracterizada por una mayor pluralidad y competencia entre distintas fuerzas políticas.