En una situación que combina ingenuidad, corrupción, y, por supuesto, política, la vicegobernadora Gloria Ruiz ha quedado a un paso del nocaut en una pelea que ella misma inició, tal vez sin proponérselo, cuando se hizo evidente que pretendía una caja desde la Legislatura para manejar discrecionalmente una parte de los dineros públicos que se asigna como parte de la autarquía del Poder Legislativo.
Después de la reunión que se realizó con diputados oficialistas o cercanos al oficialismo, en Casa de Gobierno, con "Pepé" Ousset, jefe del Gabinete de Figueroa, quedó claro para cualquier observador político más o menos avispado que no quedan muchos caminos posibles para la vicegobernadora: los más sinceros, dicen directamente que en ese camino está la renuncia, o el juicio político.
Esto fue pocas horas después de tres allanamientos y una exposición pública de los fiscales con la mira puesta en unos plazos fijos personales de Pablo Antonio Ruiz, el hermano de la vicegobernadora, nombrado por ella al frente de la Casa de las Leyes, institución que tiene un presupuesto de poco más de 2,5 mil millones de pesos. Estos hechos son la base de una acción judicial concreta; pero también la expresión más cruda de un proceso político con final anunciado.
Son dos caminos paralelos, independientes uno del otro, aunque en el fondo unidos por el impiadoso hilo de la política. Ese hilo comenzó a tejer la trama en la campaña proselitista que terminó en las elecciones de abril del año pasado; y la imagen que entonces mostró, de Rolando Figueroa y Gloria Ruiz unidos en una fórmula, ahora se representa con la puerta cerrada que le mostró, en Casa de Gobierno, el gobernador a la vice: Un acto contundente, una señal inequívoca, de que la historia en común se ha terminado.
¿A qué fue Gloria Ruiz a Casa de Gobierno? ¿A pedir perdón? ¿A asegurar que ella no tenía nada que ver con el desaguisado? Su visita frustrada fue, en todo caso, una nueva torpeza. Porque la Justicia investiga al hermano, pero la política ya la juzgó a ella. Por otra vía, ha sido exonerada del proceso del que ella participó; y esa exoneración, se corresponderá con lo que escribimos más arriba: Renuncia, o juicio político, y, casi seguro, destitución.
Por supuesto, no se sabe si esto es lo que pasará, pues depende, entre otras cosas, de lo que haga la vicegobernadora Gloria Ruiz en estas horas. Este momento es sin gloria para Gloria. Es difícil de superar, cuando el contexto se ha tornado, de pronto, extremadamente hostil para ella; y el diseño del plan de salida posiblemente ya esté hecho, firmado y sellado, para su eventual uso, y la preservación de lo que realmente importa, que es la institucionalidad, y el deber de cumplir con lo que el pueblo ha delegado.