EDITORIAL NEUQUINA

Las aventuras de Gloria, con final incierto

El debate es por el dinero público, y es, obviamente, cuestión central de la coyuntura política.
viernes, 15 de noviembre de 2024 · 17:22

En el trasfondo político de la cuestión de los fondos pretendidamente discrecionales  de la Legislatura neuquina, con la excluyente actuación de la presidente de la Cámara, Gloria Ruiz, hay concepciones contrapuestas de cómo se administra el Estado y sus fondos, que, como se sabe, le pertenecen al pueblo y no a los ocasionales gobernantes. Se torna bastante evidente que el Ejecutivo, con Rolando Figueroa, tiene una idea sobre el asunto; y el Legislativo, a cargo de la vice, tiene otra. Una insiste en la austeridad y, sobre todo, en el uso pertinente y específico del dinero; la otra, parece reservarse un colchón destinado a la comodidad de hacer política de acuerdo con diversas necesidades.

Durante la semana, Ruiz presentó las razones en boca de sus colaboradores directos en el tema de cómo usar los fondos que retornan tras una poda anterior. Yolanda Maiolo y Néstor Gelós, integrantes del "comando rionegrino" que utilizó la vicegobernadora cuando fue intendente de Plottier, no convencieron, pero sí terminaron de dejar en claro que la intención es tener el manejo de unos 7 mil millones de pesos, para que puedan usarse en alguna cosa o en otra,  en una fallida y anacrónica utilización de aquella vieja frase de Groucho Marx acerca de la relatividad de los principios.

El contexto es de agitación, porque en el medio del debate se conocieron algunas realidades incómodas. Por ejemplo, la cantidad de familiares conchabados que tiene la presidente de la Legislatura. El diario Río Negro dio cuenta, con nombre y apellido, de una decena de personas. Pero eso sirvió para que llovieran otras versiones, que elevaron la cantidad hasta 16 o 18 familiares directos e indirectos. En medio de la controversia por los números del eventual nepotismo,  una diputada, Brenda Buchiniz, presentó un proyecto de ley para impedir esa práctica en Neuquén. El proyecto establece, entre otras cosas, que los funcionarios de los tres poderes del Estado, organismos descentralizados y empresas públicas “no podrán ser titulares de más de un cargo efectivo” ni contratar servicios de familiares, salvo que cuenten con una idoneidad comprobada. 

Como sea que termine la historia, lo cierto es que la semana mostró a una vicegobernadora que retrocedió unos pasos, y después intentó recuperar ese terreno, sin conseguirlo; y que su eventual liderazgo quedó afectado, porque no se aclaró, sino que se acentuó la oscuridad, respecto de cuántos y quiénes serán los diputados que respalden su presidencia; tema este inherente a la política y sus posibilidades, más que a lo institucional, y que remite a la realidad concreta de cómo se puede ocupar un cargo electivo sin por ello conseguir la adhesión o el respeto que ese cargo sugiere, aunque no determina per se.

Es difícil entender o tener un cuadro más o menos completo si se desvincula a Gloria Ruiz de su propia trayectoria política. La actual vicegobernadora fue hasta hace unos pocos años, una empleada municipal en Plottier; trabajó en el área de Recursos Humanos dentro de ese municipio; y fue recién cuando Andrés Peressini (entonces intendente) tuvo dificultades en designar su línea sucesoria que le llegó el momento a la empeñosa agente municipal de incursionar, un tanto abruptamente, en la política de competencia. Fue, con los fórceps del caso, elegida intendente. En ese cargo, le tocó, como a todos, atravesar la pandemia, y allí adquirió cierta notoriedad al oponerse a algunas medidas del entonces gobernador, Omar Gutiérrez. 

Con esos antecedentes, de cierta delgadez, llegó a la fórmula con Figueroa, que ganó las elecciones del año pasado, y fue consagrada, por tanto, vicegobernadora y presidente de la Legislatura neuquina. Ahora, con ella, comparten ámbito laboral su marido (antes carnicero en un supermercado) y su hermano, actual titular de la Casa de las Leyes, una de las herramientas políticas de la Legislatura, con un presupuesto de unos 2.500 millones de pesos destinados a la "extensión cultural", que ha posibilitado, por ejemplo, confirmar las virtudes de bailarines/nas folklóricos en el pasado Día de la Tradición.

Más allá de las anécdotas y el cúmulo de ironías a las que pueden dar sustento, esta la realidad política de cómo se pretende gobernar y administrar los poderes del Estado en Neuquén. El Ejecutivo ha dado señales claras de que pretende sostener equilibrio superavitario. En el esquema de división de poderes, es el que marca el sendero casi inevitable desde lo presupuestario. Sin embargo, el Legislativo induce a la presunción de déficit; mientras que el Judicial directamente lo reafirma, como una continuidad de la falsa autarquía con la que se pretendió, décadas atrás, adornar la virtud institucional y republicana de Neuquén.

Mirando todo eso sin anteojeras, ni lentes oscuros, la única conclusión posible sobre lo que realmente pasa es ver aquí una puja por el modelo político del Estado, que ha estallado, y que podrá ir creciendo o reduciéndose en su intensidad, según sean las acciones que se lleven adelante.

 

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