Acostumbrados a tener mucama o simplemente a vivir en la basura, cientos de miles de vecinos de la ciudad se encargan de tirar basura en los rincones de Neuquén. La imagen, que se torna cotidiana, no parece tener un patrón. La conclusión es una sola y es alarmante: los vecinos de Neuquén no se hacen cargo de su mugre.
Mientras muchos vecinos de buena voluntad limpian las veredas y cordones para prevenir inundaciones, otros transforman las calles de Neuquén en un verdadero basural a cielo abierto. Ramas, bolsas de residuos y montículos de hojas caen en los canales de escurrimiento como si el espacio público fuera un vertedero privado. Las imágenes tomadas por el móvil de AM 550 en el barrio Cumelén, son apenas una muestra de lo que sucede en toda la ciudad.
Un simple recorrido basta para comprobarlo: sectores de cordón cuneta que deberían drenar el agua de lluvia están obstruidos por restos de poda, basura doméstica y materiales de limpieza de patios. Lo más indignante no es solo la falta de conciencia ambiental, sino el desprecio por los demás.
La ciudad queda expuesta a anegamientos cada vez que llueve, y los responsables son vecinos que prefieren sacarse la mugre de encima tirándosela al resto.
Jugar a burlarse de la autoridad
“Hay carteles que prohíben arrojar basura, amparados por la ordenanza 12575, pero parece que no es suficiente”, relató Denis Godoy, a cargo del movil en cuestión, quien recogió imágenes alarmantes de esta situación.
El problema no es solo estético. Es funcional. La basura solo atrae más basura, ratas e insectos. Las bocas de tormenta se tapan. El agua no corre.
Y mientras tanto, los residuos abandonados fermentan al sol, generan focos de infección y multiplican la presencia de roedores.
El barrio Cumelén es solo una postal de lo que ocurre en Valentina, Melipal, Confluencia y otros tantos sectores de la capital neuquina. Cada bolsa tirada, cada rama amontonada, es un acto de desinterés por la comunidad. Neuquén crece, pero parece que muchos de sus habitantes no maduran. El espacio público es de todos, pero lo están convirtiendo en tierra de nadie.