Lo que alguna vez fue un espacio de uso cotidiano y recreativo, hoy se ha convertido en el corazón palpitante de la vida social y cultural de la ciudad: la costanera del río Curi Leuvú no deja de sorprender.
Entre la historia fundacional de la ciudad, paisajes únicos y actividades recreativas, se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo, transformándose en un espacio de recreación, relax y encuentro. Rodeada por símbolos emblemáticos como el Cerro de la Virgen, El Mayal y Caicayen, este rincón natural siempre fue mucho más que un simple paseo: es una parte viva de la identidad local.
Con el paso de los años, este espacio ha ido experimentando una notable metamorfosis. De ser un lugar principalmente utilitario, se ha convertido en un polo de atracción turístico, cultural y de esparcimiento. Las mejoras en infraestructura -como obras de contención ante crecidas del río, bancos, áreas parquizadas, juegos para adultos mayores y un gimnasio a cielo abiert- han enriquecido la experiencia de quienes lo visitan.
Hoy, la costanera es el lugar ideal para caminar, disfrutar del paisaje, tomar unos mates y conectar con la historia. Es un sitio donde el pasado y el presente dialogan en armonía, invitando al esparcimiento, conocimiento y al descanso.
En tiempos donde la vida parece ir cada vez más rápido, la costanera de Chos Malal ofrece una pausa necesaria. Un respiro natural en el que vecinos y turistas encuentran un refugio para contemplar, reconectar y simplemente disfrutar.