Lo que parecía un simple trámite para patentar un auto, terminó en un expediente judicial digno de comedia romántica, o de pesadilla administrativa. Un hombre de Cinco Saltos compró un Renault Duster en 2012, pero al ir a inscribirlo en el Registro del Automotor, se llevó la sorpresa de su vida: figuraba como casado con una mujer completamente desconocida.
Sí, así como se lee: alguien lo casó sin aviso y sin consentimiento. Al revisar el título del vehículo, el estado civil del titular decía “casado” y hasta incluía el nombre de una supuesta cónyuge. Pero el hombre aseguró no conocerla y, más aún, declaró nunca haberse casado en su vida.
Intentó resolver el entuerto por las buenas, acercándose al Registro Seccional. Pero la respuesta fue lapidaria: “Esto solo se arregla por vía judicial”. Así que, con paciencia y papeles en mano, fue al Juzgado Civil de Cipolletti para resolver su estado civil.
En su presentación, aportó partidas de nacimiento de sus hijos, una declaración jurada ante el Juzgado de Paz y un informe del Registro Civil que confirmaba que no existía ningún acta de matrimonio a su nombre. También se sumó un informe del Renaper que aclaró que el único matrimonio registrado fue recién en 2015… y con otra persona.
La Justicia comprobó que todo había sido producto de un error: la inscripción del auto fue realizada por un mandatario que, por alguna razón, tildó la casilla de “casado” y agregó el nombre de una mujer sin relación con el comprador. No había contrato, ni certificado, ni vínculo legal que lo respaldara.
Con todas las pruebas sobre la mesa, el juzgado ordenó rectificar el estado civil en el título del auto y eliminar el nombre de la falsa esposa. También explicó que este tipo de trámites no busca resolver disputas, sino aclarar hechos que puedan tener impacto jurídico, como en este caso, la titularidad de un vehículo.
El hombre, finalmente, pudo “divorciarse” de una mujer que jamás conoció y seguir su vida, y con su Renault Duster, en soledad, o al menos, sin sorpresas en los papeles.