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Denuncian que hace dos meses hay ratas en la escuela y los chicos van a clase igual

Desde hace más de dos meses, la comunidad educativa denuncia la presencia de estos animales en la cocina donde se preparan desayunos y meriendas, sin que las autoridades logren dar una respuesta efectiva.

Por Redacción

Martes, 03 de junio de 2025 a las 10:44

"Si fuese Ratatouille que está cocinando algo rico lo entiendo. Pero no es Ratatouille, son ratas que hacen ruido y dan mucho asco", denunció  una de las madres de la Escuela Primaria N°57 de Cervantes, Río Negro. Los días pasan entre tizas, mochilas y una presencia tan indeseada como peligrosa: roedores. Sí, ratas. Desde hace más de dos meses, la comunidad educativa denuncia la presencia de estos animales en la cocina donde se preparan desayunos y meriendas, sin que las autoridades logren dar una respuesta efectiva. Lo más grave: las clases nunca se suspendieron.

"Después del 20 de mayo empezó todo", cuenta en diálogo con AM550. “El personal de limpieza llegaba y encontraba excremento sobre la mesada donde se deja el pan de los chicos. Ahí fue cuando grabaron el video y se viralizó”. Así se enteraron muchas familias, no por un comunicado oficial, sino por redes sociales.

La grabación, difundida por portales como Mejor Informado y 24/7 Noticias, muestra la prueba más directa de la denuncia: heces de roedor en la cocina vieja del colegio. “No es la del comedor, sino la otra cocina, la del turno tarde, donde se preparan desayuno y merienda”, explicó. La cocina nueva, según indica, estaría libre del problema, pero el foco de riesgo permanece donde día a día se manipulan alimentos para los más chicos.

Desde entonces, lo único que se hizo fue limpiar todos los días, colocar cebos en cajas negras y contratar a una empresa privada  para “monitorear” la situación. Pero no hubo fumigación a fondo, ni suspensión de clases. La razón: el uso de productos tóxicos podría afectar a los estudiantes y, según les dijeron a las familias, fumigar “es más para insectos que para roedores”.

Bronca e indignación de los padres

a decisión oficial fue seguir como si nada, ocultar la situación para “no generar alarma”, según admitieron desde la dirección del establecimiento. Para las familias, esa actitud fue una falta de respeto. “Nos tendrían que haber avisado, podríamos haber mandado una fruta o una galletita desde casa hasta que se resolviera”, reclamó.

La bronca es doble: por la presencia del problema y por el silencio. “Nos cayó como un baldazo de agua fría”, repitió. Porque no se trata solo de ratas: se trata de lo que representa su presencia. El riesgo para la salud, la falta de condiciones básicas, y el desprecio con el que se responde a quienes cuidan de sus hijos todos los días.

La situación, lejos de resolverse, se dilata. No hubo inspecciones contundentes ni decisiones firmes del Consejo Provincial de Educación. Y mientras tanto, los chicos siguen yendo a clases, entre útiles escolares y excremento seco.

¿Hasta cuándo? Nadie lo sabe. Lo único seguro es que, en esta escuela rionegrina, hace más de dos meses que la educación convive con ratas. Y el silencio oficial, como siempre, hace más ruido que los propios roedores.

 

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