Los incendios en la Patagonia no dan tregua. Al infierno de las llamas y de la incertidumbre se suman conflictos sociales con respecto a la culpabilidad y el origen de la catástrofe. En ese contexto y con más de 5.000 hectáreas quemadas, la Provincia de Neuquén envió 45 nuevos brigadistas al Valle Magdalena para intentar menguar la situación y ponerle fin de una vez por todas a la desesperación.
Con un parte cada vez menos auspicioso, la secretaria de Emergencias y Gestión de Riesgos, Luciana Ortiz Luna dispuso la llegada de 45 brigadistas para combatir el fuego en el Parque Nacional Lanín, a pocos kilómetros de la localidad neuquina de Junín de los Andes.
Los esfuerzos provinciales por parte delos bomberos de la brigada forestal ya no alcanzan, razón por la cual se sumó una horda de trabajadores enviados por Nación pertenecientes al grupo especial forestal. Los brigadistas se sumarán a las 300 personas que ya se encuentran trabajando en el control del fuego que disponen de tres helicópteros, tres aviones hidrantes y de dispositivos especiales del grupo sanitario del SIEN.
Ortiz Luna agradeció la labor de los brigadistas y explicó: "Se enfrentan a un escenario complejo por las condiciones metereológicas adversas". Es que al calor del verano se suman los fuertes vientos que reavivan el fuego cada vez más y, lejos de apagarlo lo alimentan hasta reducir bosques enteros a cenizas. "Ayer, durante la tarde, el viento avivó varios puntos y se complicó la cabeza del incendio muy cercana a las comunidades de Chiquilihuín y Linares en la zona de Aucapán”, lamentó la funcionaria.
Viento, un problema central
Si bien el principal problema es el fuego, el humo también genera complicaciones para los lugareños: "Hubo que brindar asistencia sanitaria por la presencia de humo, sin riesgo de que el fuego pasara a las comunidades, pero sí ubicamos ambulancias en los puestos sanitarios, reforzamos la asistencia y hubo que evacuar rápidamente a los brigadistas porque justamente rotó el viento y se tornó un escenario complejo”, expresó.
Esta situación “genera frustración en nuestros brigadistas que trabajan sin descanso. Ayer fue un día muy duro, muy agotador. Se veía en el cuerpo y los rostros de los chicos y chicas que conforman el Sistema Provincial de Manejo del Fuego, de Parques Nacionales y toda la gente que está trabajando”, comentó Ortiz Luna.
Son pocos los incendios comparables a la situación actual en el Parque Nacional que ya lleva 8 días ardiendo. En lo que va de la semana se han afectado bosques de especies nativas. Sin dudas un daño irrecuperable, al menos no dentro de un corto o mediano plazo: "Es terrible ver como se va quemando y destruyendo", lamentó la funcionaria.
Pese a que durante los últimas días parecía que se mejoraba la situación, la oxigenación producida por el viento hace que el incendio se reavive y sea cada vez más difícil de manera. Lo peor es que, según anticipa el pronóstico del clima el viento continuará en la región durante los próximos días. .
Ortiz Luna destacó la importancia de mantener el estado anímico de las personas que combaten el fuego a diario. Si bien se realiza un recambio de equipo cada cierto tiempo, “se va viendo cómo está cada uno, desde la revisión médica obligatoria y en la charla individual, pero en caso de ser necesario se suma el equipo de salud mental en emergencias, que tiene intervenciones muy buenas”, explicó.