En Argentina, alrededor de 45.000 personas mueren por año debido a la muerte súbita, mayormente por problemas cardíacos. Aunque hay leyes para prevenir este tipo de eventos, la Fundación Cardiológica Argentina y la Sociedad Argentina de Cardiología señalan que su cumplimiento es deficiente. Muchas provincias no adhieren a la ley y muy poca gente está capacitada en Reanimación Cardiopulmonar (RCP) para ayudar en casos de paro cardíaco fuera de un entorno médico, que es donde suele ocurrir con mayor frecuencia, como en el hogar, el trabajo o la vía pública.
Según la ley N° 27.159 en Argentina, que busca prevenir la muerte súbita, los lugares públicos y privados de acceso público con una afluencia diaria superior a 1000 personas deben contar con al menos un desfibrilador automático externo, así como con personas capacitadas en Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Sin embargo, son muy pocos los lugares que cumplen con estos requisitos y escasa es la cantidad de personas que han sido entrenadas en RCP.
“La muerte súbita es frecuente y tal vez muchas de esas muertes no sean evitables, pero otras sí. Brindándoles asistencia inmediata, se puede cambiar el pronóstico de estas personas, con corazones muchas veces demasiado jóvenes para morir. Todos podemos y debemos dar esa asistencia. Las maniobras de RCP y manejo del desfibrilador automática (DEA) son herramientas imprescindibles para la atención temprana de la muerte súbita extrahospitalaria”, sostuvo la Dra. Ana Salvati, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina.
¿Por qué ocurre la muerte súbita?
El Dr. Mario Fitz Maurice, Exdirector del Consejo de Arritmias de la Sociedad de Cardiología, explicó que la mayoría de las veces la muerte súbita “ocurre secundaria a una arritmia, es decir que el corazón deja de latir normalmente y empieza a temblar. A ese temblor la medicina lo denomina fibrilación ventricular. Cuando tiembla, el corazón no puede contraerse y, entonces, no puede bombear sangre y así la víctima pierde el estado de conciencia y se desploma”.
Esa arritmia es mortal y la única manera de salvar una vida luego de un episodio de este tipo es aplicando en forma rápida y eficaz maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) y utilizando un desfibrilador que tiene la función de cortar esa arritmia mortal.
“Es muy importante estar entrenado en la realización de estas maniobras porque es impensable, en ningún lugar del mundo, que los servicios de emergencia puedan acercarse al lugar del hecho en menos de cinco minutos”, reconoció el Dr. Fitz Maurice.
La muerte súbita puede ocurrir en personas con una enfermedad cardíaca conocida o en aquellas que ignoran el problema, ya que nunca tuvieron síntomas o, si los tuvieron, fueron leves y no los relacionaron con el corazón. Puede ocurrir a cualquier edad y puede estar relacionada, o no, con una actividad física o deportiva. No obstante, las causas y el nivel de incidencia varían con la edad. En menores de 35 años obedece generalmente a enfermedades congénitas del corazón. En mayores de 40, en cambio, se produce generalmente como consecuencia de un infarto de miocardio.
“El 80% de estas personas no tiene síntomas previos y el 20% tiene síntomas que no duran más de una hora antes de que se produzca el episodio. Entre los signos de alerta, se encuentran los desmayos, palpitaciones fuertes y dolores en el pecho. Con relación al cuadro de muerte súbita en sí, la persona afectada se cae inexplicablemente, pierde la conciencia, deja de respirar normalmente y pierde el pulso”, describieron los especialistas.
¿Qué hacer ante una emergencia?
Lo que se detalla a continuación no reemplaza la capacitación que se recibe al realizar los cursos validados de RCP. La recomendación es que todas las personas tomen el curso para estar preparadas si fuera necesaria su intervención. De todas maneras, a modo de introducción en el tema, las instituciones detallaron lo siguiente:
En presencia de alguien que inexplicablemente cae inconsciente, que se lo llama y no contesta, el primer paso es chequear si respira. Si no lo hace, o lo hace con dificultad, es necesario llamar o pedir que alguien llame a emergencias, y consultar por la disponibilidad de un DEA (es muy útil saber si hay uno en una empresa de la cuadra, en el club del barrio, etc.).
Inmediatamente, comenzar a realizar compresiones rápidas y fuertes en el centro del tórax, hundiendo el tórax como mínimo 5 cm y realizando entre 100 a 120 por minuto, el mismo TEMPO que la canción Stayin’ alive de los Bee Gees; luego, ante la llegada del desfibrilador, seguir sus instrucciones de uso, hasta el arribo de la ambulancia.