Nido Antihéroe

El universo del hombra, el hombre-obra

Pepe Pugni, el fotógrafo que hizo de su propia ceguera una performance artístico existencial
lunes, 22 de abril de 2019 · 11:16

Por Mime Mascaró

Es difícil empezar a hablar de Pepe Pugni.  Por donde se comience resulta desatinado. Él es todo lo que es, al mismo tiempo. Él no vive. Él sucede.

Como los milagros.

Hombre, patagónico, artista, fotógrafo, poeta, melómano, coleccionista, miope, padre, hijo, espíritu santo y cabrón (del tipo de pocos amigos repleto de amigos).

Artista en fuga, conforme la ceguera le ganaba los ojos, él le ganaba a la ceguera. A carcajada limpia, destrozando los límites de lo posible, jugando con lenguajes y limitaciones, decretándose su propio Dios y su Génesis;  haciendo de su vida su más fenomenal obra.


 El hombre-obra.

 

Visto y considerando

Rafael Roque Pugni nació en Río Gallegos el 5 de julio de 1963. Su afición por los álbumes de figuritas y los muñecos coleccionables lo acercan desde chico al mundo de la imagen y del coleccionismo. Aprende ,a sus 5 años, con la figus repe que todas eran importantes y que con las late se podían conseguir muchas nola, (luego descubriría que aquel era un principio aplicable a cualquier aspecto de su vida). Antojadizo su destino eligió como disparadores de su profesión, musas dispares materializadas en fotos fijas de Bonanza, El Fugitivo, de la flora y la fauna de nuestro país, de muñequitos de Titanes en el ring y de los misteriosos chocolatados de Jack.

Con los años, su vista poco a poco lo iría abandonando, (de una manera tan perfectamente progresiva que se intuye un deterioro didáctico que le permite acostumbrarse y desacostumbrarse lentamente a todo - cada año aumenta una dioptra negativa llegando a los 18 años con 18 dioptrías negativas-) ; de manera paulatina pero no por eso menos incauta , a partir de los 24 años comienzan a suceder sucesivos desprendimientos de retina que lo acercaron a un abismo de 2 posibilidades: o aprende a mirar, o aprende a ya no ver.

Pepe elige aprender a mirar.

Años después , a sus 27, Pepe vuelve a tomar una decisión que le ensancha la vida.Cuando el colectivo local en el que viajaba se detiene en una esquina (el bondi claramente en complicidad con el destino de Pugni) le permite presenciar una obra escrita sólo para él: Un hombre encestaba consecutivamente su pelota de básquet en el aro del patio de la escuela Enet n1 de Comodoro Rivadavia. Perfectamente construida la trama de esa pequeña obra, Pugni alcanza a ver la discapacidad del deportista segundos después, cuando el vehículo arranca ofreciéndole un punto de vista diferente. El mundo entero le estaba hablando, el mundo entero había conspirado para darle un mensaje- al menos así lo prefirió creer y el mandato no tuvo escapatoria-: su discapacidad no podía ser un impedimento. Debía ser su razón.

El mundo le habló y Pugni hizo caso.


"Si los sueños son inalcanzables, que con los sueños alcance", manifiesto del hombra.

 

Y así, sólo después de vivir sus penas , llegaría el tiempo de sus glorias.

“Las mejores fotos se construyen con la mente” afirma el artista. Y conociendo su historia, entendemos todo.

 

El hombre-obra

Hoy Pepe vive en su casa. Pero gravita por el mundo. El de lo sensible y el de los sensibles. En su hogar construyó su taller, su estudio y su portal, y en el patio del fondo, fundó un pueblo. Con la excusa de crear un espacio escenográfico para sus sesiones fotográficas, el artista reconstruyó una porción de lo que fuera el poblado de Cañadón Lagarto, actualmente un pueblo fantasma desaparecido de la estepa patagónica “Un espacio tal como los típicos pueblos patagónicos de fines del siglo IXX, principios del XX” nos explica. Una proeza artístico-histórica que lo tiene de imaginario ciudadano ilustre y que le permite vivir en el mundo con el que desde hace mucho sueña.

Imágenes de su Cañadón Lagarto, un pueblo en su patio.

 

Cada noche, un viaje en el tiempo.

 

Cañadón Lagarto, una obra única en la Patagonia.

 

El secreto de sus ojos

“Me preguntaba si las flores del campo sienten la caricia de una mirada. Yo creo que danzan con nuestra emoción, peinando paisajes”. Pugni lleva su magia al mundo. Creó su propio Condado Fotográfico, un espacio trazado desde una selección de paisajes a los que se accede por medio de un trayecto de una serie de paradas panorámicas, descubiertas y compartidas sólo por el artista.

 

Su Condado fotográfico es una ruta secreta de paisajes.

De cada mojón quienes acompañan a Pugni no sólo pueden atesorar imágenes , también flores silvestres “Más allá de Caleta Córdova y antes de Rocas Coloradas hay un lugar donde los senecios, las grindelias y los coirones expresan la quietud del silencio con el estar del tiempo. La flora es raíz de donde sos, pero cuando el viento la esparce te hace libre de donde queres ser” afirma Pepe, el hombra.

 

Pepe recomienda armar y regalar ramos de flores  con tres grindelias, tres senecios y un coirón cola de caballo y flecha, atados con hilo rustico.

 

Navegar en pepepugni.com, su web y espacio , es acceder a su universo ético y estético. Una particular especie de galería de arte donde el hombre y sus obras conviven. Tal vez el espacio donde el hombra Pugni se descubre en su totalidad.

 

No hay mejor ciego que el que no quiere ver

Finalmente le preguntamos a Pepe cómo definiría su creación visual, su proceso fotográfico, aquello por lo que a pesar de casi ya no ver, logra mirar de las cosas su mejor versión. ¿Será intuición? ¿Será sensibilidad? ¿Será parte del milagro de ser un hombra?

Pugni tiene su propio glosario. Un viaje alucinante por las palabras y sus sentidos por él sentidos. Ahí, un vocablo nos quita el aliento: “mirada”. Para el artista, la mirada es ver sin los ojos.

 

“Cada pensamiento es limitado (finito). Como cada imagen (foto). Ni tiene más que ese intelecto de tiempo en un caso y más que ese espacio alcanzado por la vista en el otro. Ahora bien, si vemos menos y los pensamientos se amontonan hinchando ideas que se conectan inevitablemente. Allí la neuro visión descomprime componiendo el resultado creativo de lo que la imaginación imprime. Si fuese músico sería la neuro educación la que "sonaría" llenando pentagramas. En la quietud del silencio y la oscuridad del espacio es donde el tiempo reposa en cada foto,  en cada sonido como recuerdo. No menos que los olores ni las formas. El gusto de crear es de paladares de deidades; pero se hace holla popular cuando lo degustan los que menos tienen y esa es la expresión más artística del universo. La de crear un todo para todos con sabor a uno.”

 

 

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