Maximiliano Salas es uno de los protagonistas del libro de pases en el fútbol de la Argentina y fue el River de Marcelo Gallardo el que puso los ojos en el atacante de Racing, conjunto que dirige Gustavo Costas.
El delantero, que jugaba en Huachipato de Chile hasta que lo observó el actual técnico de Racing, tiene contrato hasta diciembre de 2026, pero está en litigio con la Comisión Directiva encabezada por Diego Milito por un dinero prometido que no ha llegado y ante la seducción por pasar a jugar como local en el Monumental, emigrar sería el camino elegido.
En este sentido, Gallardo ya se comunicó con el jugador, le hizo saber su deseo de entrenarlo y sumarlo a una estructura por demás importante en Sudamérica. El problema es que la dirigencia de Núñez ya sondeó con dos cifras diferentes a la de Avellaneda, quien respondió tajante que es cláusula o no será nada.
El monto de la misma es de 8 millones netos para el actual dueño de la ficha, aunque los argentinos comparten un porcentaje con los chilenos ya que al momento de traerlo lo sumaron como una apuesta.
Así, el pasible traspaso no le redituaría tanto en lo económico, siempre comparándolo con el valor deportivo de esta potencial pérdida para Costas.
No es el único
Salas no es el único que quiere River de Racing, en la lista de objetivos también aparece el nombre de Gabriel Rojas. El lateral izquierdo quiere un contrato que Milito ya le infirmó que no puede satisfacer y entonces se llegó a una promesa de salida ante una oferta favorable.
Esa premisa de la directiva estaría también en Núñez que de esta manera no sólo reforzaría su propia estructura, sino que debilitaría muchísimo la de un potencial adversario en la disputa de la Copa Libertadores de América.