Es una larga historia la del centralismo y el federalismo en este país. Pero parece que no se ha aprendido nada. Nada de nada. Todavía resuenan las palabras del presidente de la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados de la Nación, el santacruceño Mario Metaza contestándole al gobernador Jorge Sapag en la cena en La Toscana "este gobierno es el más federal de la historia”, cuando el mandatario neuquino le marcó la importancia de incorporar a las provincias en la estrategia que lleva adelante la Nación por medio de la estatal YPF.
A Metaza le sobró coraje y le faltó pudor para calificar a este gobierno que ha subordinado a las provincias a fuerza chequerazos y aprietes fiscales como "el más federal de la historia”. Pero a los santacruceños nada les es imputable, han batido records en todos los rubros cuando de quebrantar el sentido común se trata. Con el campo en su momento iniciaron una batalla que los llevó esto que queda de gobierno, si las provincias se propusieran organizarse y movilizarse en defensa de sus recursos otra sería la historia. Pero no se ve voluntad de confrontar con el gobierno nacional. Una decisión que le costará caro a los estados y a las futuras generaciones.
Ayer en Casa Rosada la presidenta Cristina Fernández cerraba acuerdos con su par ruso, Vladimir Putin. La idea de generar acuerdos estratégicos y sumar alianza con los países que tiene una visión geoestratégica cercana es una buena iniciativa del gobierno. Pero del mismo modo en que lleva adelante sus planes de gestión la administración central no puede seguir avasallando los derechos de las provincias tratándolas como si fueran el patio de atrás de la Argentina.
Este tema que sirve de introducción es una cuestión candente dentro de la política provincial. Existen dos miradas; una es la del gobierno de Jorge Sapag, que tiene las urgencias de todos los gobernadores, debe defender los intereses de la provincia al mismo tiempo que tiene que solicitar asistencia financiera. ¿Qué creen que hace el gobierno nacional cuando las provincias van a solicitar ayuda? Ha sido siempre igual, solo que el kirchnerismo a profundizado esas prácticas sometiendo a su voluntad política la autonomía de los estados provinciales.
Sapag acompañó buena parte de la gestión kirchnerista y fue beneficiario político de esa relación, aunque a la hora de tributar pago un alto costo político, así lo demostraron las PASO de 2013. Hoy que viene la buena reclama lo que legítimamente le corresponde a Neuquén pero el gobierno nacional fiel a su estilo va por todo, y en este caso va por todo el petróleo.
La otra mirada es la que tienen (cada uno por su lado) Guillermo Pereyra y Jorge Sobisch. Estos dos dirigentes tienen sintonía en cuanto a la defensa de los derechos sobre los recursos y una gran desconfianza de todo lo que proviene del gobierno nacional. Uno de ellos ya ejerció de opositor nato a los Kirchner, Jorge Sobisch cuando era gobernador prefirió confrontar y sufrió los embates del ex presidente en pleno auge del poder K. mantuvo su discurso hasta las últimas consecuencias y ahora retornado a los primeros planos vuelve a insistir con su prédica.
En el caso de Pereyra por su condición de senador es más notorio su distanciamiento del gobierno nacional. El último episodio donde marcó sus diferencias con Jorge Sapag fue en el caso del vicepresidente Amado Boudou. Aquí el senador sostuvo abiertamente que el vicepresidente debe renunciar lo que provocó el llamado inmediato de la Casa Rosada al gobernador Sapag haciéndole notar la conducta de Pereyra; en realidad pasándole factura por la "indisciplina” del senador de una provincia "amiga” del gobierno nacional. Poco puede pedirle Sapag a Pereyra, lo que sí puede y a su entender debe hacer, es ganarle la interna. Entre otras cosas para mostrar a propios y a la Rosada que todavía manda en estos pagos.
El teléfono entre Pereyra y Sapag dejará de funcionar a partir de la aparición de este último en los actos de la fórmula de la lista azul, poniéndose a la cabeza de la campaña proselitista. Algo que es entendible desde el punto de vista de que no hace más que defender lo suyo, los intereses del gobierno que preside y del futuro del proyecto que encabezó en los últimos años.
Pereyra sale esta semana de campaña y ya con el mundial de fútbol terminado la principal tarea estará centrada en recorrer cada uno de los pueblos y parajes y consolidar las estructuras que harán de soporte para la movilización del domingo 24 de agosto.
Mientras Pereyra y su gente se apronta, la maquinaria azul ya está en marcha desde hace rato, habrá que ver si eso es bueno o es malo; no sea cosa que salir a último momento y con lo justo sea la forma de ahorrar recursos y ganar votos tal como dicen en el entorno del petrolero.
M.E.G.