¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Martes 03 de Junio, Neuquén, Argentina
Logo Am2022

Estados Unidos vs China: la rivalidad que eclipsa todo

Los conflictos internos e internacionales en los que se involucra Trump captan la atención mediática, pero la rivalidad con Pekín se consolida como la verdadera obsesión del presidente estadounidense.

Domingo, 01 de junio de 2025 a las 12:05
Estados Unidos y China disputan el poder global
La guerra contra Harvard genera polémica
Putin desafía a Trump
Trump no afloja con la embestida arancelaria
Trump no subestima la amenaza china
Xi Jinping no oculta las ambiciones expansionistas de China

Son muchas las personas que dentro y fuera de Estados Unidos están siendo afectadas por las decisiones que Donald Trump viene tomando desde que volvió al poder. Entre ellas están los estudiantes extranjeros de Harvard, migrantes a quienes se les cambian de un día para el otro sus condiciones de residencia y ciudadanos de todo el mundo que se empiezan a ver afectados por la embestida arancelaria que se les impuso a sus gobiernos. Como si faltara algo, los interminables conflictos en Ucrania y Medio Oriente siguen lejos de acabar. Todo esto sumó esta semana nuevos capítulos, que repasaremos a continuación. Pero detrás de todo sigue más vigente que nunca la pelea de fondo que desvela a Trump y desafía el sistema de poder estadounidense: China.

Trump se enfureció esta semana cuando el Tribunal Federal de Estados Unidos sentenció que los aranceles que impuso eran ilegales, argumentando que se había excedido en sus poderes constitucionales. Se trató de un durísimo golpe a la política más emblemática de su segundo mandato y que, por ahora, más ha impactado a nivel mundial, conmoviendo tanto a aliados como a enemigos. Sin embargo, el alivio llegó pronto cuando un Tribunal de Apelación de Washington dejó la sentencia en suspenso, aunque no fue revocada. «Sin aranceles, nuestra nación estaría en peligro», declaró Trump.

Estudiantes y migrantes en el limbo

Esta semana, el gobierno recibió una buena noticia cuando la Corte Suprema avaló su decisión de revocar el parole de protección humanitaria que permitía a 500.000 migrantes de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití residir legalmente en el país por un período determinado. Habían obtenido su estatus temporal desde su implementación en 2022 con Joe Biden, con el objetivo de ofrecer una vía legal y segura para migrantes provenientes de países con situaciones humanitarias urgentes.

Tras el fallo de la Corte, estas personas tendrán dos opciones: volver a sus países y arriesgarse a ser reprimidos y encarcelados por regímenes enemigos de Estados Unidos y las democracias liberales, o quedarse como ilegales, escapando de los controles migratorios para no ser expulsados.

Una situación similar sucedió al principio del mandato cuando se suspendió la ayuda provista por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), denunciando corrupción y malos manejos. Sin embargo, esto causó un efecto quizás no deseado porque afectó principalmente a medios de comunicación independientes y críticos de los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Elon Musk, quien esta semana se alejó del gobierno de Trump, estuvo al frente del plan de reducción de gastos en el gobierno federal. «No tiene arreglo», dijo sobre esa agencia cuando anunció que quería cerrarla definitivamente. Paradójicamente, festejaron la decisión Díaz-Canel, Daniel Ortega y Nicolás Maduro, que ahora tienen menos voces críticas internas y menos opositores de quienes preocuparse, gracias a Trump.

La guerra contra las universidades se mantiene latente en la cima del poder norteamericano. Esta semana fue el vicepresidente JD Vance quien respaldó a Trump en medio de la polémica por sus medidas contra las universidades de élite. El miércoles, Trump solicitó a las agencias federales cancelar todos los contratos con la Universidad de Harvard por un valor de aproximadamente 100 millones de dólares. La semana pasada, el gobierno revocó la capacidad de Harvard para matricular extranjeros, dejando en el limbo a miles de estudiantes.

Respecto de la medida contra las visas de estudiantes extranjeros, Vance argumentó que universidades de élite como Harvard o Columbia «a veces, por su propia admisión, están incurriendo en una explícita discriminación racial, a menudo contra blancos y asiáticos, en explícita violación de la Ley de Derechos Civiles».

Las guerras y una dinámica que Trump no puede controlar

También esta semana Putin siguió demostrando que desde la llegada de Trump su posición se fortaleció. Maneja los tiempos como quiere: firmó hace un par de semanas un acuerdo con Ucrania para el intercambio de prisioneros que fue un éxito, pero después volvió a intensificar los ataques con drones y misiles sobre territorio ucraniano.

Zelenski, cada vez más agotado y siempre buscando ayuda de los europeos para reforzar su ejército, aparece cada vez más resignado y ya pide abiertamente negociaciones para lograr un cese del fuego. Putin nota esa debilidad y la impotencia de Trump, que se siente más cómodo dando otras batallas, maneja la agenda de ese conflicto y busca ganar cada vez más posiciones antes de sentarse a negociar un nuevo statu quo donde él marque las condiciones.

En Medio Oriente también hubo movimientos diplomáticos importantes. Israel aceptó acompañar la propuesta hecha por el enviado del presidente Trump, Steve Witkoff, al grupo terrorista Hamas. La propuesta permitiría en una primera etapa de 60 días un cese del fuego, del cual Trump garantizaría el cumplimiento por parte de Israel, y la liberación de 10 secuestrados vivos y 18 rehenes fallecidos retenidos en Gaza. A cambio, Israel liberaría 125 prisioneros palestinos que cumplen cadenas perpetuas, otros 1100 palestinos detenidos por las Fuerzas de Defensa de Israel en Gaza después del 7 de octubre de 2023, y los cuerpos de 180 palestinos presuntamente asesinados durante ataques contra israelíes.

La Casa Blanca espera la respuesta de Hamas a la nueva propuesta, pero hay pesimismo. Hamas seguramente rechazará o intentará agregar condiciones extras porque dice que no tiene garantías de que Israel no vuelva a poner fin unilateralmente al alto el fuego como hizo en marzo.

Si esto fracasa, el gobierno de Netanyahu seguramente aprovechará para intentar terminar lo que empezó horas después de la masacre de octubre de 2023: eliminar o expulsar a Hamas de Gaza y liberar a los 58 rehenes restantes. Lo hará intensificando la presión militar más allá de las críticas que seguirá recibiendo del mundo, sobre todo desde las principales capitales europeas. Trump, frustrado, lo dejará hacer porque un rechazo de Hamas a su propuesta lo enfurecería.

China: la verdadera obsesión de Trump

En medio de esta frenética semana, Trump se ocupó de desafiar a China. Primero la acusó de haber “violado” el acuerdo arancelario que ambas potencias habían pactado. Y hace unas horas, el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, en el foro de seguridad Shangri-La Dialogue en Singapur, el más importante de Asia, advirtió que China está “clara y creíblemente preparando el uso potencial de la fuerza militar para alterar el equilibrio de poder en el Indo-Pacífico”.

Pekín “quiere dominar y controlar” Asia, afirmó Hegseth. “La amenaza que China plantea es real y puede ser inminente”, agregó. Si bien aseguró que su país “no busca un conflicto con la China comunista”, avisó que Estados Unidos no se desentenderá y que nadie los expulsará “de esta crítica región del Indo-Pacífico”.

Según un artículo recientemente publicado por la revista Foreign Affairs, la capacidad productiva de China, que impacta en la competencia militar y tecnológica, triplica la de Estados Unidos. También se afirma que China lidera en muchas industrias tradicionales y produce mucho más cemento, acero y automóviles, además del doble de energía que Estados Unidos. Produce “casi la mitad de los productos químicos y los barcos del mundo, más de dos tercios de los vehículos eléctricos, más de tres cuartas partes de las baterías eléctricas, el 80% de los drones de consumo y el 90% de los paneles solares y los minerales de tierras raras refinados”. El artículo deja claro que esta potencia industrial e innovadora de China podría activarse, más temprano que tarde, con fines militares. Trump ve lo mismo.

Fiel a su estilo, Trump seguirá con su agenda e intentará imponerse perforando los límites que le vaya poniendo el entramado institucional estadounidense o las complejidades que aparecen en los asuntos internacionales y que él no puede dominar. Pero nunca hay que olvidarse de que su principal obsesión, y al único que considera una amenaza real para su país, es la China de Xi Jinping. Y Trump sabe bien que no puede subestimarla.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
Tags
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD