Que alternativa estudia el Gobierno Nacional

Jaque al consumidor

Rusia suspende la compra de moneda extranjera. Estados Unidos refuerza su papel en el mercado. Argentina analiza alternativas para mantener las fuentes de trabajo en la industria petrolera. En la coyuntura actual, ¿quien paga la falta de previsibiidad?
martes, 10 de marzo de 2020 · 13:03

Mientras el Banco Central Ruso suspendió transitoriamente las compras de moneda extranjera en el mercado doméstico (cepo), para “reducir la volatilidad de los mercados financieros de cara a los cambios significativos en el mercado de petróleo”, el Departamento de Energía de Estados Unidos informó ayer a través de su vocero que los “intentos de los actores estatales de manipular y conmocionar a los mercados petroleros refuerzan la importancia del papel de Estados Unidos como proveedor confiable de energía”.

El cimbronazo en los mercados por la pelea entre Rusia y Arabia Saudita puso en alerta a todos los gobiernos. Funcionarios, operadores e inversores siguen con atención la evolución del conflicto.

En el caso de Argentina, la industria muestra una desaceleración producto de varios escenarios anteriores que se suman al actual. El desplome que se inició el viernes y continúo durante todo el fin de semana, alteró las agendas de varios funcionarios nacionales y representantes de las empresas petroleras.

El ministro de Desarrollo Productivo Matias Kulfas se reunión con el presidente de YPF Guillermo Nielsen para analizar una nueva convocatoria a las empresas productoras y garantizar la preservación de los empleos en la industria petrolera local.

Conocida la noticia, el intercambio de consultas para conocer las alternativas fue el tema del día. Para algunas petroleras, lo conveniente es "avanzar en una restructuración impositiva del sector, bajar la carga fiscal y enviar señales a los inversores que nuestra economía se encamina a una reforma estructural -más allá de los problemas propios de renegociación de la deuda- Mientras el mundo se cierra, Argentina debe saca ventaja” fue la conclusión de un economista relacionado con la industria petrolera.

Esta alternativa tiene por lo menos dos problemas de implementación. Por un lado, bajar la carga impositiva tiene un impacto directo en la recaudación y consiguientemente en la coparticipación y los gastos del Estado Nacional. Y por otro, una consecuencia política difícil de soslayar a menos de 100 días de la nueva administración “beneficiar con la baja de retenciones a la industria petrolera cuando se incrementa paralelamente a la actividad sojera; no es un titular que busque el gobierno de Alberto Fernández”.

En conclusión, bajar los impuestos no sería la alternativa que está analizando esta administración. Entonces, ¿cual sería esa alternativa? Transcendió con fuerza -en los distintos medios- que estarían evaluando acordar con las petroleras la implementación de barril criollo con algunas variables.

“En su momento, Alberto Fernández solicitó no aumentar las naftas, hoy este gesto se paga” dijo un exempresario vinculado a la actividad. “El tema es quien lo paga. El Estado no está en condiciones de asumir un subsidio a la actividad (en plena renegociación con los acreedores internacionales de sumaría mayor déficit a las cuentas públicas), la industria ya hizo el esfuerzo de no trasladar los aumentos del petróleo a los combustibles; por lo tanto, en este triangulo solo queda el consumidor” fue la síntesis del consultor regional.

Pero esta alternativa también tiene sus inconvenientes. La industria tiene empresas llamadas “Integradas” como YPF, Shell o PAE que extraer petróleo y lo refinan en sus propias plantas. En el mercado también operan petroleras que son llamadas “No Integradas” como Vista, Tecpetrol, Pluspetrol, Capex, entre otras que venden su producción a las refinadoras, .

Para mantener la actividad, las empresas Integradas deberían acordar con las No Integradas el valor del barril para el mercado local. En esta ingeniería, el Gobierno Nacional se comprometería a mantener los precios de los combustibles en las estaciones de servicios, compensando de esta forma la baja del 30% que sufrió el crudo en el mundo.

En síntesis, la caída del petróleo lo soportaría el consumidor, el Estado Nacional mantendría sus ingresos por recaudación y las petroleras se comprometerían a mantener la actividad sin afectar las fuentes de trabajo.

Una alternativa que, en este triángulo poco amoroso, pierde el más débil…

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