Mientras Keylor Navas disfruta de sus últimos días de licencia tras su participación en la Copa Oro con Costa Rica, y su posible pase a Pumas de México genera ruido, Newell’s enfrenta una situación que parece sacada de un guion insólito: el único arquero disponible para el debut ante Independiente Rivadavia será Williams Barlasina.
No un juvenil ni un arquero de emergencia, sino nada menos que Darío Benedetto, el goleador convertido en guardián de los tres palos, al menos en el banco.
Sí, leyó bien: el Pipa, con su vasto historial en el área rival y ninguna experiencia atajando, será el recurso extremo si Barlasina no puede continuar. A esta altura, solo faltaría que el presidente Astore anuncie que el Gato Formica se calzará los guantes en caso de necesidad.
La ausencia de un arquero suplente natural refleja una planificación que, por decir lo menos, está al borde del blooper. Barlasina ha respondido con solvencia cuando le tocó jugar, pero la Lepra no puede darse el lujo de tener un banco sin alternativas bajo los tres palos.
Mientras tanto, en torno a Navas, el misterio sigue intacto. Desde Rosario confían en su regreso para la semana entrante, pero desde México insisten con negociaciones avanzadas y un interés creciente de Pumas, que apela al deseo familiar del costarricense para seducirlo.
El entreandor Cristian Fabbiani y el presidente Ignacio Astore se muestran firmes: “Keylor se queda”, repiten. Pero en el fútbol argentino, lo dicho un día puede volverse humo al siguiente, y más cuando en el ajedrez dirigencial hay piezas que pueden cambiar de tablero sin aviso. Newell’s terminó su pretemporada en México con certezas futbolísticas, pero con un interrogante enorme en el arco. El habitual suplente Barlasina será titular y Benedetto, que llegó para reforzar el ataque, tendrá una inesperada labor como arquero suplente.