CIPOLLETTI
Espantosa noche de robo, choque y pasión frustrada
Conoció a una señorita en un local nocturno, la llevó en el auto, ella se lo robó y lo chocó. La compañía de seguros no le quiere pagar. Un juez ordenó que le pague
Un hombre que sufrió una espantosa noche de frustraciones, en la que la mujer que acababa de conocer le robó y le destrozó el auto, logró que -al cabo de dos años y medio- un juez condenara a la compañía de seguros, que no le quería pagar. Sin embargo, el cobro aún no está asegurado ya que el fallo puede ser apelado.
Esta historia, que se dirime en los tribunales de Cipolletti, comenzó alrededor de las 4:30 de la madrugada del 19 de marzo de 2016, cuando el hombre salió de un local nocturno de esa ciudad, junto con una señorita a la que acababa de conocer (y que se revelaría como viuda negra).
En el expediente consta que se subieron al auto, recorrieron algunas cuadras y se detuvieron en un kiosco de Neuquén, para comprar chicles y otros productos que no fueron especificados. El hombre bajó, y dejó a la señorita en el auto con las llaves puestas.
Cuando salió, un sudor helado le corrió por la espalda y casi que le cortó el aire: el Focus ya no estaba. Desesperado, llamó por teléfono a la Policía y a los pocos minutos supo que estaba chocado a pocas cuadras de ahí, sobre la Diagonal 9 de Julio. Preguntó por la mujer y alguien le comentó que había fugado a pie.
Hizo el reclamo y, pese a que tenía cobertura por “todo riesgo”, la aseguradora se negó a pagarle con el argumento de que hubo una “culpa grave” de su parte.
Entonces fue a la Justicia y, ahora, el juez civil Diego De Vergilio condenó a Boston Compañía Argentina De Seguros S.A. a abonarle 238.003 pesos e intereses. Sin embargo, el fallo aún no está firme, y puede pasar a otra instancia judicial en caso de apelaciones.
Al momento de resolver, el juez consideró que el dueño del auto no actuó con manifiesta despreocupación, y que el hecho de haber dejado las llaves puestas “no basta para tener por configurada la culpa grave”.
“No encuentro suficiente justificación para imputarle haber provocado el siniestro en grado de culpa grave, ya que ésta se evidencia cuando la conducta desborda el nivel medio de negligencia o imprudencia y es rayana con el dolo”, concluyó el juez.
