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Martes 24 de Junio, Neuquén, Argentina
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Lo apuñaló 50 veces para robarle y lo condenaron a perpetua: el crimen que horrorizó a Centenario

Juan José Racco era profesor de música y fue asesinado con una brutalidad indescriptible por alguien que conocía y en quien confiaba. El jurado no dudó y pidió la pena máxima.

Por Redacción

Martes, 24 de junio de 2025 a las 15:33

Un crimen planificado, cruel y con sello de traición

El asesinato del profesor de música Juan José Racco no solo conmovió a Centenario: dejó una herida abierta en toda la provincia. Fue un crimen planificado, ejecutado con saña y con una motivación tan miserable como contundente: robar. Este martes, un jurado popular no dudó en encontrar culpable a Simón Rodríguez Uribe, quien fue condenado a prisión perpetua.

La escena del crimen fue desoladora. Racco, de 41 años, fue encontrado sin vida tres semanas después del ataque. Su cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición y cubierto de sangre. La brutalidad del asesinato dejó atónitos incluso a los peritos forenses: más de 50 puñaladas y al menos cuatro golpes mortales en la cabeza con un objeto contundente.

Rodríguez Uribe, un joven de 25 años, conocía a la víctima. Esa relación previa fue la que le permitió ingresar a la vivienda sin forzar la entrada. Allí lo atacó con furia, lo asesinó y luego se llevó todo lo que pudo, desde dispositivos electrónicos hasta tarjetas bancarias, que usó durante semanas como si nada hubiese pasado.

Una ejecución silenciosa y un cuerpo que nadie buscaba

Racco vivía solo. Era un trabajador de la educación, querido por sus alumnos y colegas. El 19 de abril de 2024 fue la última vez que alguien supo algo de él. Recién el 10 de mayo, veintiún días después del crimen, el dueño de la vivienda donde alquilaba decidió entrar tras no recibir respuestas a sus mensajes. Lo que encontró lo marcó para siempre.

La escena era tan violenta que casi vomita. Sangre por toda la casa, rastros de lucha, y el cuerpo de Racco tirado en el suelo. En ese momento se activó la investigación que rápidamente apuntó al entorno cercano del profesor.

El asesino cerró la puerta con llave y colocó un candado en la reja para ocultar la escena del crimen. Luego, se dedicó a vender los objetos robados y a usar las tarjetas de la víctima. Su frialdad fue tan evidente como clave para incriminarlo.

Robo, homicidio y estafa: una condena ejemplar

La fiscalía demostró que el acusado no solo cometió el homicidio, sino que lo hizo para garantizar el éxito del robo, figura penal conocida como "criminis causa". Además, lo acusaron de estelionato, por el uso de las tarjetas bancarias tras la muerte de la víctima.

El jurado popular, que deliberó durante varios días tras escuchar testimonios y pericias, emitió un veredicto unánime: culpable. El juez técnico, Raúl Aufranc, no dudó en aplicar la pena máxima: prisión perpetua.

Así terminó uno de los juicios más duros del año en Neuquén. Un crimen que dejó al descubierto la cara más oscura de la violencia y la traición. Y una sentencia que intenta cerrar una historia que difícilmente pueda ser olvidada.

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