El ingreso de carne brasileña a supermercados de Río Negro encendió una fuerte alarma en sectores empresariales y productivos de la provincia. José Luis Bunter, representante de la Federación de Entidades Empresarias de Río Negro, expresó su preocupación por los riesgos sanitarios y las consecuencias económicas de esta importación.
“Tememos que la carne que fue rechazada por la Unión Europea sea la misma que llegó a nuestras localidades”, advirtió en diálogo con el programa El Radar de Radio Noticias. El motivo del rechazo europeo habría sido la presencia de estradiol, una hormona utilizada para acelerar el crecimiento y la fecundidad en animales, cuyo uso está restringido en varias regiones del mundo.
“Como no pudieron certificar su ausencia, fue descartada. Y lo inquietante es que ahora podría estar circulando en nuestra región, sin que sepamos exactamente en qué condiciones sanitarias”, apuntó.
Desde el punto de vista sanitario, Bunter remarcó que la Patagonia tiene un estatus privilegiado: es zona libre de fiebre aftosa sin vacunación. “La carne importada debería ingresar con doble envase al vacío. No se trata solo de una cuestión comercial: está en juego la salud animal y también la seguridad alimentaria”, explicó.
Además del riesgo sanitario, el dirigente cuestionó la lógica económica de importar carne cuando la región tiene producción suficiente. “Estamos trayendo algo que ya producimos, pagado en dólares que no tenemos. ¿Cuál es el mensaje del Gobierno Nacional? No se entiende”, lanzó.
También señaló que las grandes cadenas de supermercados juegan un rol clave en la distorsión de precios. “En Neuquén, un supermercado rojo vende más barato que en Brasil. Y otro azul, que tiene presencia en todo el país, maneja precios desorbitantes. ¿Dónde está el control?”, planteó.
Otro aspecto sensible es el temor de los productores a hablar públicamente del tema. Según Bunter, han recibido advertencias: “Les dijeron: ‘ojo con lo que declaran’, porque si se cae el estatus sanitario, se cierran mercados internacionales”.
La preocupación no es menor. La pérdida de la categoría sanitaria afectaría directamente a exportaciones estratégicas como la del cordero patagónico a Rusia, entre otras. “La fiebre aftosa no solo compromete a las vacas, también a chivos y cerdos. Perder el estatus sería devastador para toda la cadena”, advirtió.
Aunque aclaró que no es especialista en sanidad animal, Bunter cerró con una reflexión contundente: “Si la Unión Europea la rechazó, es porque algo serio hay detrás. No se toman esas decisiones al azar”.