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Martín Pastoriza muestra "Ona Land", la lana del fin del mundo

Desde Tierra del Fuego, el emprendedor comparte los secretos del rubro que tiene sus orígenes a finales del 1800 y que es una muestra de la identidad de la región.
Domingo, 04 de agosto de 2024 a las 13:06

Desde su stand en La Rural de Buenos Aires, donde estuvo presente, Martín Pastoriza le mostró al país cómo es la lana del Fin del Mundo. A través de su emprendimiento “Ona Land”, encara la delicada tarea de tejer y comercializar mantas, ponchos, ruanas y otros productos realizados con lana de ovejas patagónicas, en Tierra del Fuego.

Pero su historia con este producto se remonta a más de un siglo atrás, dado que Martín es tercera generación de criadores de ovejas. “Mi familia llegó a la Isla entre los años 1896 y 1913”, cuenta. “Mi abuelo empezó con la cría de ovejas. Yo siempre estuve muy vinculado a la fibra, además de haberlo mamado desde chico. Fui clasificador de lana, supervisor y coordinador del Prolana en la Provincia, y representante de una firma exportadora de lana comprando lanas sucias  en la Isla para ellos”, agrega.

 

Martín Pastoriza lleva adelante Ona Land, el emprendimiento que confecciona prendas de abrigo con la lana más austral.    

 

 

Lana, emblema patagónico

Más allá de su gran extensión geográfica en casi todo el territorio argentino, los ovinos tienen en la Patagonia su gran bastión, y en algunos poblados se constituyen como la principal actividad agropecuaria.

Martín opina que “la lana de esta región del país es de una calidad excelente. No sólo por la sanidad de la hacienda sino por el gran trabajo que la gran mayoría de productores hace en cuestiones de manejo, clasificación y genética”.

Con esta base, se genera una red entre los productores de la zona que cuentan con la mejor materia prima, definida por la finura de la lana y el largo de las fibras.

 

La lana que utilizan para cada prenda, es minuciosamente seleccionada.

 

 

Yo, personalmente, compro los tops de lana en Trelew, buscando principalmente la trazabilidad que nos identifica: Tierra del Fuego y Santa Cruz (Patagonia Sur); raza de ovejas Corriedale; parámetros objetivos de laboratorio que aseguran la calidad que buscamos en nuestro producto final; y certificación de Lana Orgánica”, explica.

“Selecciono yo la materia prima que usamos, y confío plenamente en nuestros distintos proveedores industriales de los distintos procesos, sabiendo que van a tener el máximo cuidado para preservar de la mejor manera posible, las cualidades que busco y pretendo transferirle a nuestros tejidos”, señala.

“Esos tops –continúa– luego los hago hilar a fazón en otra empresa que nos hace el hilo que usamos, con la torsión y cantidad de cabos y calibre que necesitamos, y una vez que tenemos el hilado, comenzamos el proceso de tejido en nuestro taller”.

 

 

La lana del fin del mundo se caracteriza por la finura y el largo de las fibras. 

 

 

Buena lana

Martín se define como un “apasionado de la lana” desde siempre y afirma: “tuve la inquietud de agregarle valor a las lanas que se producen en esta región del país”.

Este espíritu que lo caracteriza lo llevó a crear, hace seis años atrás, Ona Land: “empezó en un pequeño y sencillo taller en Río Grande, donde urdimos y tejemos artesanalmente nuestras mantas de lana”, menciona.

Asegura que el emprendimiento se basa en “poder ofrecer una prenda o producto terminado que, por un lado, refleje la excelente calidad de la lana que producimos, y al mismo tiempo que cuente parte de nuestra historia aportando identidad”.

Chales, mantas de cuna, ponchos y ruanas, son algunos de los tejidos que elaboran, pero “son las mantas de viaje lo que más nos identifica. Es un producto muy versátil en cuanto a sus usos y, sobre todo, un regalo muy especial que sabemos que la gente lo va a tener muy presente en sus vidas, porque lo va a usar”.

Y añade: “El trabajo es lento, pero lo hacemos con constancia, cuidando cada detalle paciente y obsesivamente, anhelando que quien tenga un producto nuestro lo considere realmente especial”.

 

 

Chales, mantas de cuna, ponchos y ruanas, son algunos de los tejidos que elaboran y las mantas de viaje son el producto estrella. 

 

 

Sueño en camino

Además de su presentación en La Rural de Palermo, Martín fue invitado con la marca a participar del Congreso Mundial de Corriedale que este año se hizo en Perú. “Y en aproximadamente 15 días tenemos que tener habilitado y funcionando nuestro primer local en Tierra del Fuego”, anticipa. “El próximo paso es aumentar el volumen de producción sumando un telar más al taller”, asegura.

Sobre producir y comercializar en el “Fin del Mundo”, el emprendedor afirma que, si bien “la distancia hace que los costos de logística sean muy altos o  la insularidad y el hecho de tener que pasar por Chile también agregue complejidad, no hay nada mejor que poder hacer esto en el lugar de uno; hacer y vivir de algo que me gusta y me apasiona”.

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