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Martes 22 de Abril, Neuquén, Argentina
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Primera medida de Figueroa: empezar desde la sinceridad

El nuevo gobierno asume con plena conciencia del sobredimensionamiento del Estado y la dificultad económica y social de la coyuntura.
Sabado, 09 de diciembre de 2023 a las 15:37

No está mal que el gobernador Rolando Figueroa asuma el primer día de su gestión con la sinceridad en la mano. Porque es verdad que el Estado neuquino ha “pulverizado” su propia economía, como dijo el nuevo mandatario al diario Río Negro, en un reportaje horas antes de sentarse en el sillón de la casa gubernamental de La Rioja y General Roca; y que esto ha sido posible no solo por las desgraciadas circunstancias del país, sino por la manera en que se condujo ese Estado durante los últimos años.

La sinceridad, si se acierta con el diagnóstico, es importante. Un punto de partida que, lógicamente, solo sirve para comenzar el camino. Enseguida, el deber es accionar, decidir, y, sobre todo, corregir lo que se ha hecho mal; porque los gobiernos cambian, pero la sociedad no se detiene, no corre ninguna carrera, no hace nada más que procurar vivir de la mejor manera posible, y, muchas veces, a pesar de, y no gracias a, los gobiernos de turno.

“La realidad es que el Estado se desmadró y nosotros tuvimos un fenómeno que, entre una cuotita de debilidad en la negociación política, otra cuotita de otras cosas (…) la macroeconomía destruyó a Neuquén (…) porque se firmaron convenios salariales con un Estado sumamente sobredimensionado, se terminó firmando una actualización por inflación y Neuquén tiene los ingresos atados al dólar oficial”, sentenció Figueroa en ese reportaje, haciendo así, sin duda, un anticipo del enfoque para sus primeros días en el cargo.

Blanquear desde la posición oficial que el Estado está obligado a pagar salarios con las regalías petroleras, y, peor aún, comprometiendo recursos de ese rubro que todavía no se han cobrado, es, en sí mismo, un avance. Todos lo sabían, pero pocos lo decían. Siendo un hecho objetivo, estuvo sumergido casi cruelmente por ese raro empeño en negar la realidad dolorosa. El gobernador que asume este domingo 10 de diciembre lo ha dicho ahora, antes de empezar.

No hay, por supuesto, ingenuidad en este diagnóstico descarnado, sino, tal vez, la convicción de que cualquier escenario que se proyecte necesitaría de esta iluminación inicial, esa que posibilitará que todos vean lo que ha sucedido, y, cuando las medidas que eventualmente se tomen, pisen algunos callos susceptibles, no sea sin aviso, ni de sorpresa, sino simplemente la consecuencia de una acción política inevitable.

El Estado neuquino, pues, necesitará ajustar sus gastos. Además, se necesitará incrementar recursos. Conviene apuntar rápidamente que esto ocurrirá en el contexto de un país que comenzará, en paralelo, a ser gobernado por Javier Milei, esa sorpresa en buena medida imprevisible; y que el presidente ha dicho también, claramente, que el Estado nacional está fundido.

No es nuevo este diagnóstico compartido: recuérdese cuando asumió Eduardo Duhalde la presidencia, designado no por el voto popular sino por la asamblea legislativa, en medio de una hecatombe, a principios de este siglo: “no estamos fundidos, estamos refundidos”, había dicho entonces aquel hombre que dio pie, tal vez imaginando otras cosas, a un kirchnerismo que después hegemonizó la política nacional durante dos décadas, para trazar una parábola de éxitos y fracasos hasta estos días, esta nueva crisis, esta nueva “fundición” del país sudamericano con mayores recursos y peores resultados.

¿Qué puede pasar ahora? En lo que a Neuquén respecta, el cálculo es que los primeros meses, y, posiblemente, todo el año 2024, estará lleno de dificultades; pero que, si se hacen bien las cosas y, sobre todo, se controla la desmesura de la espiral de crecimiento del gasto público, se podrá consolidar una buena base para empezar a cosechar los resultados de Vaca Muerta y derramarlos, racional y no impulsivamente, sobre una sociedad que, ahora mismo, está afligida por la desigualdad y los crueles contrastes.

La producción energética, si el gobierno de Milei cumple con su propia visión económica, podría potenciarse extraordinariamente con el más o menos gradual sinceramiento de los precios. Por ese camino parece que se irá, si se juzga la reacción de precios en los combustibles apenas horas antes de que asumiera efectivamente el nuevo presidente. Que los precios de petróleo y del gas argentinos se acerquen al promedio internacional sería la mejor noticia macro para Neuquén y el gobierno de Figueroa.

Ese hecho, doloroso al principio para una sociedad acostumbrada a pagar la nafta más barata que el agua, la luz a menor costo que la carne, el gas infinitamente más barato que cualquier comida que se cocine a su lumbre; ese hecho elemental, que ha sido negado durante los últimos 20 años, implicaría para Vaca Muerta un aumento en inversiones y producción inédito, revolucionario, impactante como nunca nada ha impactado en la sociedad y la economía provincial.

Sería un hecho, además, imperiosamente urgente, pues los hidrocarburos pronto dejarán de utilizarse como se utilizan ahora, en un mundo que gira inexorablemente hacia el cambio de matriz energética, un mundo que será recorrido por automóviles eléctricos, un mundo que mostrará los motores a explosión en los museos, y que hará olvidar rápidamente los humos que inauguraron el Antropoceno y el cambio climático más duro de la breve historia del ser humano en el planeta Tierra.

En este contexto, y en esta proyección del contexto, se fundamenta la visión optimista de lo que será el gobierno de Figueroa: una visión que comienza desde la sinceridad, y la asunción más o menos plena de la magnitud del desastre, apuntando, al mismo tiempo, a un horizonte casi inexorablemente despejado, si es que se persevera en la verdad como medida, y el trabajo como voluntad permanente.

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