A pocos días de haber salido de una larga internación por una neumonía bilateral, el Papa Francisco volvió a dar señales de su compromiso inquebrantable. Este sábado, sorprendió con su presencia en la Basílica de San Pedro para rezar antes de la Vigilia Pascual, y todo apunta a que podría formar parte de la misa del Domingo de Resurrección.
A lo largo de la Semana Santa, Francisco mantuvo un bajo perfil, evitando la mayoría de los actos públicos. Sin embargo, no quiso dejar pasar su tradicional encuentro con personas privadas de su libertad. Visitó la cárcel Regina Coeli, donde, aunque no pudo realizar el rito del lavatorio de pies por cuestiones de salud, dejó un mensaje cargado de humanidad: “Este año no puedo hacerlo, pero sí puedo y quiero estar cerca de vosotros. Rezo por vosotros y por vuestras familias”.
La aparición de este sábado en San Pedro reavivó la esperanza de los fieles, que aguardan con expectativa la misa del domingo a las 10:30 en la Plaza. De momento, el plan A es que sea Francisco quien la encabece, aunque si su estado no lo permite, el cardenal Angelo Comastri está listo para tomar el relevo.
Consultado sobre cómo vivía estos días de Pascua en medio de su convalecencia, el Papa fue directo y humilde: “La vivo como puedo”. Una frase sencilla, pero que resume la entrega con la que, aún debilitado, sigue buscando estar presente.