MUERTE DUDOSA EN EL BATALLÓN

Muerte del soldado: alguien no cuenta todo lo que sabe

Los enigmas de la muerte de Pablo Córdoba: alguien no cuenta todo lo que sabe porque la Justicia Federal aún no puede resolver que pasó con el fusil.
viernes, 25 de agosto de 2023 · 00:00

Las nuevas pericias que recibió el juzgado Federal de Zapala no aportan la claridad esperada. Al contrario, para los que manejan la causa desde el primer día, cada vez tienen más en claro que hay alguien que no cuenta todo lo que sabe o lo que hizo. Es que en el fusil que cargaba Pablo Córdoba el día de su muerte, no habían huellas. Ni las del soldado ni las de las personas que lo atendieron y que aseguran haber manipulado el arma.

Después de 86 días, la muerte del soldado dentro del Grupo de Artillería 16 de Zapala es un verdadero misterio. Y las pericias que ordenó el juez federal de Roca (subroga en Zapala), Hugo Greca, tampoco aportan claridad para determinar si fue un suicidio o un homicidio. Esta semana se conoció el resultado del estudio realizado sobre el fusil que cargaba el soldado de 21 años el 1 de junio, cuando recibió dos disparos que le costaron la vida.

El FAL fue disparado, las vainas servidas encontradas también pertenecen a la misma arma. Pero las pericias determinaron que no habían huellas que permitan determinar quién o quiénes lo manipularon. No estaban las de Córdoba o las de la enfermera, que reconoció en su declaración que atendió al soldado sin guantes y fue ella la que se lo sacó del pecho.

De acuerdo con los expertos que realizan estas pericias, es lógico que en el fusil no se hayan encontrado huellas. La explicación es que es un tipo de arma de grueso calibre que tiene mucha lubricación y por esa grasitud que queda en las distintas partes del FAL, es que no quedaron impresiones de las huellas de ninguna persona.

Pero hay un enigma aún mayor. Es que Córdoba murió de dos disparos, uno primer tiro que ingresó en el cráneo a la altura del mentón con trayectoria ascendente y orificio de salida en los occipitales. En tanto que el otro fue a la altura de la sien, con orificio de salida del otro lado de la cabeza.

Se presume y será algo que la ampliación de la autopsia pueda determinar, que el primer disparo no le habría provocado la muerte, aunque lo hirió de gravedad. Pero que los daños provocados no fueron tan severos como para perder la consciencia y Córdoba, aún agonizando, volvió a disparar ahora en la sien.

Pero de la pericia del arma surgió un dato determinante en cuanto a la forma de disparo, de las tres posiciones del FAL (repetición, tiro a tiro  y seguro) el arma de Córdoba esta en el medio. Oséa, que si se trató de un suicidio, disparó una vez y luego cargó para disparar de nuevo

Además surge otro detalle, que el cargador estaba fuera del arma cuando se la secuestró. La pericia indica que está en buenas condiciones y que es imposible que se haya caído solo. Entonces, alguien lo sacó.

Ante esto, desde el juzgado creen que hay alguien que no está diciendo todo lo que sabe con respecto al arma. Córdoba fue encontrado con muy pocos signos vitales. Le prestaron auxilio otros soldados y una enfermera. Ella dice que le sacó el arma del pecho. Y hay otros testimonios contradictorios entre los que colaboraron. 

Lo cierto es que por protocolo, al empuñar un fusil en caso de emergencia, se debe desactivar. De qué manera se hace: "se le saca el cargador y hay que asegurarse que no quede ningún proyectil en la recamara. Esto es para que al manipularlo no se dispare de manera accidental o por un golpe", reconoció un ex militar a Mejor Informado. También remarcó que, entre las precauciones que se deben tomar, se aconseja colocarle el seguro o que no quede en el modo repetición.

Ahora Greca intentará determinar qué hizo cada una de las nueve personas que estuvieron junto a Córdoba agonizando. Por las contradicciones con respecto al hallazgo del arma y el cargador fuera del fusil, alguien lo manipuló. Por eso cree que hay alguien que no está contando todo lo que hizo. Una posibilidad es que quien tuvo el fusil en sus manos, antes de secuestrarlo y en la urgencia por atender al soldado, haya desactivado el arma de forma casi automática.

Lo cierto es que las vainas encontradas en el lugar corresponden al fusil que tenía Córdoba. Las sospechas de la familia recaen en que al soldado de 21 años lo mataron con el mismo arma que utilizaba durante la guardia el 1 de junio pasado. Las pruebas en el terreno, dentro del Grupo de Artillería 16, no pudieron determinar pisadas alrededor del cuerpo, porque además de las nueve personas que ayudaron, también pisó la zona una ambulancia y una camioneta.

Para los próximos días debe llegar al despacho de Greca el resultado de la ampliación de pericia de autopsia que le pidió a los forenses. Principalmente puede servir para determinar cuál de los dos tiros le produce los daños más severos que le provocaron la muerte. También la distancia de los disparos, por las marcas que deja el fogonazo en la piel. Pero ya le anticiparon los especialistas que será muy difícil determinar si los disparos son del fusil de Córdoba. Es que al no encontrarse el proyectil, es imposible determinarlo porque eso se realiza por comparación en base a las marcas propias de cada caño que quedan en el plomo.

Se espera también el resultado del análisis de la ropa, el recorrido y trayecto de las gotas de sangre puede determinar en que posición se encontraba Córdoba cuando los dos proyectiles ingresaron en su cráneo.

El juez también ordenó una pericia psicológica de los últimos seis meses de Córdoba. Esto generó bronca en la familia, pero es algo determinante para establecer si el joven de 21 años sufría alguna alteración que haya derivado en un suicidio. Hay testimonios que indican que tenía una relación sentimental con una mujer que estaba en pareja y esa situación lo mantenía mal de ánimo.

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