El juez de Garantías autorizó la libertad de Lautaro Lobos, el joven acusado de facilitarle la droga que le causó la muerte de Teo Samuel Vázquez, el nieto del reconocido dirigente sindical docente Aurelio Vázquez. La decisión sorprendió a muchos, sobre todo porque el caso sigue bajo una acusación por homicidio. El joven chubutense no podrá salir de Roca y tiene que cumplir una serie de medidas de conducta.
Aunque no irá preso mientras avanza la causa, Lobos no podrá moverse libremente. Tendrá que usar una tobillera electrónica que limita sus movimientos dentro de la ciudad. Además, deberá vivir en una dirección fija, ir dos veces por semana a la fiscalía, no acercarse a testigos ni a la familia de la víctima, y tiene prohibido salir del país.
La resolución se tomó durante una audiencia pedida por la defensa del imputado. Después de revisar los argumentos, tanto el juez como los representantes de la fiscalía y los abogados de la familia Vázquez aceptaron el pedido, con la condición de que se cumplan todas las medidas de control.
Teo tenía 19 años cuando lo encontraron sin vida, en enero del año pasado. La investigación señala que esa noche estuvo con Lobos en su casa, y que murió por una intoxicación con metanfetamina. Un estudio forense confirmó que esa fue la causa del fallecimiento y que no se detectaron signos de violencia en el cuerpo de la víctima.
Por eso, la familia del joven cree que Lobos fue quien le dio la droga y que por eso intentó suicidarse con un cinto en el cuello,como lo encontró la Policía dentro del mismo departamento de la calle España Los abogados Pablo Iribarren y Oscar Pineda, que los representan, también pidieron que este caso se junte con otro expediente que se está tramitando en la Justicia Federal, donde se investiga la venta de medicamentos sin autorización. Ese planteo aún no fue resuelto, y ahora está en manos de la Corte Suprema.
Antes de cerrar la audiencia, el juez le habló directamente a Lobos y le advirtió que si no cumple con las reglas, puede volver a quedar detenido. Por ahora, seguirá libre, pero bajo vigilancia.
Mientras tanto, la familia de Teo sigue esperando respuestas. Creen que su muerte no fue un accidente, sino el final trágico de una cadena de irresponsabilidades que todavía no tiene responsables claros ni condena.