Enseñar en escuelas rurales: voces de maestros que inspiran

En Neuquén hay un grupo de docentes de escuelas rurales comprometidos en la enseñanza de sus estudiantes. A diario con sol, nieve o lluvia asisten a dar clases en los establecimientos educativos. Su esfuerzo es notable ya que muchas veces recorren grandes distancias para poder estar frente a un pizarrón. 

A diferencia de la capital, las condiciones son totalmente distintas, lo que añade un desafío adicional a su labor educativa. Aquí aprender no es lo único que importa sino también acompañar a las infancias en su desarrollo sin la necesidad de salir de su entorno.  

En las zonas rurales, la educación adopta un enfoque diferente. Algunas escuelas ofrecen jornadas completas donde los estudiantes incluso residen en el establecimiento. Esta medida tiene como objetivo principal evitar los desplazamientos diarios de los niños a la escuela.

Este es el caso de la Escuela Primaria 262 del paraje Guañacos, ubicada a 20 kilómetros de Andacollo y a 70 del paso fronterizo Pichachen.  Además de escuela, es albergue por lo que las propuestas no son las mismas que en la ciudad. Esto significa que los alumnos “comen, duermen y estudian". 

La directora, Ana López Miño explicó que estas escuelas durante su jornada diaria tienen dos tiempos: una de estudio que va desde las 9 a 17  y otra de hogar que va desde las 17 hasta las 9. 

Durante el primer periodo están a cargo de los maestros de grado y áreas especiales y durante el tiempo hogar, los niños están a cargo de los docentes cuidadores. Miño manifestó que en este último “se trata de que sea lo más parecido al tiempo que pasan en sus hogares”.

Allí a diario ocho docentes recurren a brindar educación a 30 alumnos. A pesar de vivir en la ruralidad también se ven afectados por el conflicto docente. Miño explicó que los reclamos tienen que ver con el traslado de los maestros y las infancias. “No tenemos transporte público, por lo que cada uno utiliza su vehículo particular para llegar a la escuela. Como es zona de montaña, incluso recorriendo cinco kilómetros diarios los vehículos sufren desgastes y se rompen y cada uno debe hacerse cargo de la reparación”.  

Otra escuela del norte neuquino donde crecen sueños 

La escuela primaria 43 está ubicada en el paraje San Ignacio. A diario aquí también ocho docentes asisten desde Junín de los Andes a dar clases. En total hay 26 estudiantes de nivel primario e inicial. Este es su primer año de jornada completa. 

La profesora, Mónica Antin, destacó que el entorno donde se encuentra ubicada la escuela es muy especial, ya que forma parte de la comunidad mapuche "Namuncurá". Además de impartir conocimientos académicos, se enfoca en promover la interculturalidad y en ofrecer una educación de alta calidad que prepare a los estudiantes para seguir avanzando en sus estudios.

Aquí los estudiantes viajan a diario en transporte debido a las largas distancias que separan la escuela de sus hogares, los trayectos pueden llevar hasta una hora para aquellos que viven a 10 o 20 kilómetros de distancia. Durante el año los caminos se encuentran en condiciones difíciles de transitar, ya que muchas veces no reciben el mantenimiento adecuado. “La máquina pasa una vez al año en noviembre y después con suerte alguna otra vez", comunicó la profesora.

Estas escuelas suelen ser las más relegadas. Los conflictos giran en torno a lo edilicio, el transporte y la falta de presupuesto, ya sea para partidas para el refrigerio o para sumar personal. Aun, frente a estos conflictos el equipo está comprometido en brindar excelencia y calidad educativa.

Realizan diversos proyectos, y en estas áreas la presencia del Estado se manifiesta principalmente a través de la escuela. Podría decirse que las escuelas desempeñan un papel crucial en las zonas rurales, ya que representan no solo centros de enseñanza, sino también lugares de oportunidades para los niños y niñas que las frecuentan.